“Las lunas de mi mundo giran vertiginosamente en elipses de velocidad perpetua, mis ojos observan su pasar haciendo que su luz se vuelva lenta a ratos y se reflejen
-intermitentes- en las flores que adornan el jardín en que me siento a verlas.
Mi mundo no cambia, solo vive inviernos largos que secan aparentemente el agua que le da color y vida, hasta que tarde o temprano se hace presente la primavera frondosa de estrellas, liliums, chocolates que caen de los árboles y uno que otro café de tarde.
En su transitar, el tiempo detenido, subjetivo y relativo, hace que los despertares tengan distinción, que observe con envida como otros planetas se repletan de convencionalismos que el mío no comprende, sin poder siquiera detener el cause de sus vueltas consecutivas. Mi mundo fluye libre, y lo inolvidable se convierte en parte de su tierra, su mar, su cielo y su alimento.
Tú eres inolvidable. No eres la primera, no eres la última, tampoco la mejor… pero eres y serás siempre parte de mi mundo, no como una espina, ni como un suspiro entre libro y conversación, sino como parte de los giros y las lunas, como el fluir de mis ríos y el brillo de mis alegrías.

No hay doble discurso en las letras que forman este breve y desnudo extracto de lo que soy y probablemente carezca de completo sentido para la mayoría de las personas que dicen conocerme. Pero espero que tú seas la excepción, y que comprendas que hoy no es una esperanza de un mañana de libertad, -hoy la libertad es latente- y ser libre significa no tener ataduras de ningún tipo… busque regalarte alas… pero gracias a tu presencia… hoy de plumas gira mi mundo y fluye libremente.
No recuerdo haber sido mas pleno… y si me quisiste, como se que lo hiciste, esta es mi mayor gratificación hacia ti…

Una rosa, un abrazo de fantasía, y una categoría última,… definitiva: catarsis.”