salibaba y los cuarenta chorretones, largó un sudado exsudado a su dado cubo, culo k do, me coloco en esta piedra, que enorme, que vistas, que cara, que recto la albergó temporalmente, qué maravilla y no el taj mahal, subnormal, llegate con tu maravilla a la tienda de la esquina, diles que si tienen lentejas rápidas, que las manden con la comanda de las 8:30 en servicio urgente, el adobo se preparará según lo acordado, no subestimen a nuestro correo, nuestro contacto es un contacto maravilloso, único, los pingos también lo piensan, el otro día agrandaron su cara con una navajita plateada de albacete que te pete, no queremos que hables, ahora tu boca parecerá un buzón, ahora te comerás estas misivas persuasivas intimidatorias aderezadas con tu lengua materna. no cantes más no cantes tanto, encanto lo que quiero pero hay un pero, culebra notoria se expande en la cantina de rojos atardeceres, de dormidos laureles, otoños en su pelo, verbos en su laberinto, cándidez tras su dureza, manejan a su antojo su norte, su alter ego apenas aparece, su lado malvado está algo despistado, qué hay de cierto en en autobús retirado, suben caminos al hombro de mamá, suaves alondras peinan su alimento, le buscan porque a nadie busca, quiere que no le quieran, le llaman porque no llama, le apresan con una caricia, su perro se dormirá cuando el gato maúlle, la ventana surca los mares, radios atrasan su bigote a las dos.