¡Donde estás chiquillo mío!
Dónde tus ojitos espantados descubriéndolo todo,
en pasos descansados arrebatándole los espacios a la lluvia.
Si parece que no son los tiempos de ayer- aquellos tiempos- los que en tu alma de niño moldearon tu mente de hombre incrustandole modos ajenos.
¡No te engañes!
Mira que cuando duermes, en la cuna de un recuerdo, tus manitos ágiles siguen trepando el verde húmedo y profundo del monte.
Y parece que fue ayer cuando despertabas con la Luna y te ibas redondo en su blanquecina distancia,la que te mostraba virgen, sus figuras de sombra.
¿Donde estás chiquillo mío?
¿Dónde?
Abriendo quizás los capullos del sol,
para sacarle otro pedacito de tibieza y dejarlos eternos,
para que no se congele tu corazón.
Dónde, estas lágrimas porfiadas, cuando silvestre eras entre tantas alegrías forjándote hombre.
Dónde estaban descansando, las tristezas sólo mías, para salirle al paso a mi pena de hoy,
tangible como el desgarro de la pobreza.
Cuando niño te dejabas llevar por el corcel del viento ¿recuerdas?
Y te aromaban el poleo y los peumos,
Y te dejabas ir por el salvaje llamado de los instintos.
Cuando niño, chiquillo mío, penetrabas indómito los corrales del alma universal y, en ella, alimentabas tu felicidad.
No dejes ,hoy, que la pobreza y la ambición
haga añicos los mares, las selvas, las madres;
la fortaleza de un mundo nuevo.
Con amor para Gema
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