Las cuerdas que atrapaban y lastimaban mis manos, y el eterno caminar por la selva, me hacían sentir que moriría en cualquier momento;… los golpes que soportaron mi cabeza por las culatadas de las armas de estos hombres, hacían que todo lo que me estaba pasando pareciera un sueño, estos tipos armados se adueñaron de nosotros, callaron nuestro auxilio y sometieron nuestros cuerpos….
La pesadilla comenzó cuando mi esposa cayó al decir mi nombre, ellos pensaron que pedía ayuda, pero ella solamente me buscaba para que proteja a nuestro hijo, y ellos… la callaron. Nunca más vi a mi hijo.
Cinco días que voy caminando por lugares que desconozco, selvas interminables donde un día pensé que se encontraba el paraíso, ahora solo sé que muy probablemente sea mi tumba, pues, el calor y los mosquitos torturan mi remanente cuerpo provocando mi cansancio total; y el agua pareciera ser más valiosa para ellos, que mi propia vida, yo sólo tengo derecho a un solo cucharon de agua para toda el día, suficiente para mantenerme vivo. Ellos no saben que sentir morir el cuerpo no es nada a comparación de sentir morir el alma, ya que ser el prisionero del hombre que mató a mi esposa, verlo todo el tiempo, al comer, beber, fumar, reírse de cualquier cosa estúpida, su rostro que penetra mi recuerdos ahondan mas mi tristeza y a aumentan mis ganas de morir. Lo llamaban “el tanque” por su fuerza y tamaño, el era subcomandante de la guerrilla de un departamento del sur del pais, todo guerrillero le temía y respetaban a causa del placer que él tenía al matar, y en los doce días que estoy en este infierno vi matar a cuanto soldado se apareciera, como un niño mata en un video juego. Y ver mi expresión de espasmo le causaba mas placer.
Pareciera que este mes y dos días que estoy en este campamento fueran como un año y dos meses, tengo el alma desierta, las esperanzas de saber de mi hijo acabaron, esta selva, como dije, será mi tumba, como lo fue para mi esposa y muy seguramente para mi hijo; recuerdo cuando estábamos en el auto, tan felices, sin ninguna preocupación que nos desuniera, sin ninguna disputa que arruine nuestras vacaciones hasta que llegaron ellos y nos arrastraron hasta la infinita selva… y siempre estaba ese horrible hombre, “el tanque” .
Ayer trajeron mas secuestrados, esta vez a dos oficiales del ejército, sus trofeos, los demás eran civiles como yo, se veía que estaban muy golpeados, en especial los oficiales, cero que mataron a uno, pues entraron los dos oficiales a una choza, pero solo salió uno, no escuche balas, posiblemente fue a golpes…
En los cuatro meses de monotonía, llena de tristezas y penurias, hastiado de la basura que me daban de comer, sucio, enfermo, pasó algo que rompió totalmente esta monotonía, una mañana, cuando todos los rehenes “disfrutaban” del desayuno, un pedazo de yuca hervida, salieron de la espesa selva unos jóvenes guerrilleros, corriendo despavoridos, gritando que el ejército estaba muy cerca, todos se levantaron despavoridos y se armaron hasta los dientes, empezaron a minar las laderas del campamento y colocar explosivos en lugares específicos, para que cuando llegue el ejército no encuentren nada, no querían cometer más errores y dejar evidencias e información, pero si querían que el ejercito caiga en una trampa mortal.
En toda esa confusión, donde la histeria reinaba en el campamento , nosotros, los secuestrados, nos quitaron la mirada de encima, al ver que estábamos libres de la mirada acechante, una mujer y cinco hombres empezaron a correr al lugar donde supuestamente estaba el ejercito, yo también quería hacerlo y estaba a punto cuando el oficial secuestrado me tomó del brazo y después miró a “el tanque” , este maldito nos estaba mirando, esperando nuestra reacción y al ver que no nos íbamos a mover, empezó a matar con su AK 47 a los que se estaban escapando, después volvió a mirarnos y dijo con una sonrisa: “ vivos y sin recompensa no nos sirven esos gonorreas”. Después empezó a correr, pero atento a lo que el oficial y yo haríamos, entonces el oficial empezó a seguir a “el tanque”, entendiendo el mensaje que estaba seguro con los guerrilleros, lo seguí.
Escuchamos un helicóptero encima de nosotros, los guerrilleros empezaron a correr más aprisa, una lluvia de balas caía encima de los desgraciados ¡y de nosotros!, pero el infortunio no llegó a su extremo, las balas que caían de los helicópteros no eran nuestra única preocupación, sino también las que llegaban detrás de nosotros, el oficial del ejército cayó al suelo, irónicamente murió con una bala de su propio ejército, y junto con él cayeron muchos más guerrilleros, pero no “el tanque”…
Con los pelos de punta, empecé a por donde mis pies lograban hacerlo, las fuertes cuerdas que sujetaban mis muñecas, se convirtieron en un dolor intenso, la sangre salía libre y sin obstáculo, poco a poco estaba mas y mas débil, cansado de tanto correr y con la vista nublada; caí rendido a los pies de un árbol, en ese momento me di cuenta que la pesadilla de mi vida me estaba siguiendo, “el tanque”…
El me miró y sonrió apuntándome con su ametralladora, “fuiste fácil de encontrar” me dijo, el odio e impotencia que cubrían mis ojos y mi cuerpo maltrecho tumbado en el árbol provocaron solo una frase: hazlo ya, que sólo me falta eso para morir completamente, termina lo que comenzaste, este infierno que creaste en mi familia te seguirá para toda la vida…
Solo sentí un frio disparo en mi pecho y poco a poco fui liberándome de mi desgracia….
Al despertar, cansado de tanto correr, y después de esa pesadilla que me recordaba casi toda la vida y el asesinato que tuve que cometer al tipo del árbol, aun no podía olvidar sus últimas palabas, aun no podía olvidar ese rostro cubierto de odio y empapado de lagrimas; fue la pesadilla más horrible que haya soñado, pero cuanto placer fue el hacerlo…
El mesiaz |