Para preparar una noche conmigo,
necesitas dos kilos de olvido,
una taza de besos ocultos,
tres cucharadas de caricias,
dos hojas de cinismo,
medio litro de saliva,
también mordidas y rasguños,
de sazón tu desnudez,
al gusto los gemidos.

Primero revuelve la mitad de los besos,
untándolos en el cuello,
y, sin dejar de mover,
agrega las caricias en tu pecho.

Cuando tu vientre se haya calentado,
mezcla con la lengua los besos restantes,
añadiéndolos a cuentagotas en tu ombligo,
mientras, a fuego lento,
se hierven los pellizcos.

Hay que saltear la saliva en tu sexo,
cuidando de no quemarse,
agrega ahora los fetiches,
batiendo enérgicamente y con ritmo,
alcanzando la consistencia del delirio.

A partir de aquí,
la receta se cocina como quieras,
no olvides los rasguños,
puedes agregar orgasmos al gusto,
y poner sobre un espejo de sudor,
mientras con un fondo de gemidos,
sirves la receta entre tu cama.

Después del festín,
necesitaremos un digestivo,
te acercarás al bar,
servirás en un vaso solo un hielo,
preparando un coctel de olvido,
hecho con dos partes de ilusiones,
y un caballito de cinismo.