Hoy escribí en mi diario.
De que nos sirve hablar, de que nos sirve amar para que y por que intentar hacerlo, para que luchar si el resultado evidente es morir, jamás creí que me golpearías con campanadas de soledad. Te pienso en un sueño, te adoro en una ilusión, te quiero solo aquí en mi más remoto sentimiento, te quiero sin duda alguna, te quiero, lloro mientras muero y el sueño sigue ahí. Perdí mi religión, vandalismo en el alma que consideramos pura. Vamos juntos a conocer el dolor y en algún tiempo místico seremos felices, sentiremos como se opaca la contradicción de nuestra sicosis. Hoy escribí en mi diario que soy nocturno y solitario, hoy ¡si! Solo hoy seré triste recorriendo el mundo embotellado en la dicha del licor, hoy escribí en mi diario que en el amor caí hasta lo más profundo, tantas cosas que escribí ocultas en escusas pero sabes bien que desde que te conocí las cosas se sujetan a lo secreto. Hoy también recuerdo ese día, una cita poco original pues muchos enamorados recurren al parque mas cercano para poder prometerse puentes de arcoíris y lluvias de colores quizás también hacer efectiva la cinestesia. Tu amor fue difícil en esa noche fatigada (lo digo por las estrellas, ya que no podían permanecer en calma) esas intermitentes luciérnagas enceguecedoras para la ironía que pudieron atravesar la deslumbrante superficie de sus pechos, de inmediato sus rollizas mejillas se tornaban de disimulo y picardía eludiendo también a los picaflores que desearon su néctar, su cáliz venenoso y su tiempo fugaz en lo que quedaba de la noche, gran ánfora bicolor que pones todo su vino a mi disposición, agradezco a las llamas de sus extremidades que jamás pudieron ver cuan quemado me sostenían en esa habitación, tanto tiempo para descubrirte. Recuerdo… hoy escribí un poco de ti, todos esos ojos que te vieron resguardaban bajo las olas sus mas complacientes deseos matizados de forma diversa por el humo que te acariciaba celosamente, esos ojos fijos tuyos también hablaban, charlaban con las almas anónimas del bulevar y de las esquina pero no me importo recordar el rostro de Policarpa Salabarrieta marcado consecutivamente en un pago oportuno camuflado debajo de una billetera abundante, no entendí lo efímero que fue el limite de tiempo, más tú aun me esperas en la misma esquina pantanosa lista para confabular nuevos pecados. Merecíamos contender con la utopía religiosa. Hoy escribí más de lo necesario para que te des cuenta que mientras dormías también bese tus perlas fundidas en guerra, hoy quiero expresar que te amo siendo esta una alegría estúpida y profunda, te busco para complacer con garrafas algo mas grande que mi sed, te busco para leer en tus orbitas mi pensamiento, te busco para bailar caprichosamente por las ciénagas verdes, para gritar las experiencias de los dioses que dulcemente reposan en tu corazón ambulante. Hoy escribí en mi diario desde que desperté y ya tengo sueño, hoy escribí que me sumergí en tus ojos azules mientras acorralabas en un pequeño cielo toda mi inspiración, mi pared de frases nunca estuvo más apropiada de tus piernas puesto que encajan en todas mis poesías. Aun busco tu rastro en mis venas, aun busco en el mundo tu esencia aunque agraven tu belleza pero para mí tú apariencia fue la maestra de la locura, mi amada embustera, mi tentación, mi condena. Hoy escribí vela que merezco que arda nuevamente nuestro amor mientras evito pasar abandonado por los callejones de esos ángeles indiferentes a mis atribuladas ideas que te también te esperan.
|