Has susurrado a mi alma, Salvador
Cuando la lluvia cae sobre mí, es Tu Espíritu cubriéndome
Cuando el sol ilumina mi vida, es tu mirada
Sin abandonarme, sin olvidarme
Estas ahí
Aún en mi locura perpetua te he maldecido
Y tú has perdonado…
Sublime gracia
Estás ahí, ahí a mi lado, de mi lado
Cuando lloré secaste mis lágrimas, me llenaste de fuerza
Un consuelo sorprendente
Me escuchas al gritar… y al susurrar
Como un niño que corre a su padre, así he venido hoy hasta ti
Aún cuando no se que decir,
Con mi vocabulario limitado, hoy estoy aquí
Majestad, Dios de la gloria, majestad,
Es la palabra que viene a mi mente, pero es poco decir
Es pobre de mi parte…
Pero la humildad es lo que te agrada a ti
Señor, no puedo dejar de decir; gracias
Porque cumples tus promesas,
Porque tu nombre perdura,
Porque estas ahí,
Porque eso y más, es a lo que hoy llamo;
Majestad. |