Las cincuenta fieras
Despedazan al dueño
En el fin que transita
Ideas de Diana y Acteón.

En mi historia
El deja el decoro
Y ella se baña en la fuente,
Al galopante ciervo.

Seca sus cabellos
Largos y enrulados
Extendidos al hiriente orbe,
Testigo de su arco candente.

En el punto aireado
Del forraje
Consuman su amor
Dítono, desconocida la virgen ninfa.

Se esparce en el reflejo
El interrogante cerrado del amor,
Y cada abrazo es un eco ruante;
Retahíla ardiente y ambarina
En el burbujeo del amante.