A veces pienso que la vida sería mucho mejor abajo de un árbol, un árbol grande, gigante, lleno de ramas, de hojas, cubierto de corteza de árbol. Un árbol que esté en medio de todos los árboles, un árbol igual pero diferente, que esté más alejado porque asi seriamos sólo tres (vos, yo y el árbol). Que tenga pasto alrededor, que le dé el solcito ese débil de invierno, porque así es más lindo, porque así sería un árbol como el nuestro, porque así es mejor, porque así si.
La vida seriá más linda abajo de un árbol porque si, porque teníamos ganas, porque eramos felices, porque no gustaba el árbol, ¿te acordás? ¿Te acordás del árbol?
Abajo del árbol me querias, me abrazabas, me sacabas el aire, me mirabas con ternura, me hacias coquillas (odiaba eso). Abajo del árbol me pegabas con un beso, me corrías, me tirabas al piso, te tirabas ensima mío, me llenabas de hojas, me ensuciabas.
Abajo del árbol nos gustaba charlar cosas bobas, yo te pedía que me cantaras canciones, vos no me cantabas, yo te tiraba del pelo, te mordía fuerte, te sacaba el cordon del buzo, vos te enojabas (no te gustaba que haga eso), te ponía la capucha y te tapaba la cara, te abrazaba fuerte, me escondía. Abajo del árbol te corría la cara, me obligabas a darte un beso, nos reíamos (te gustaba hacerme reír), te pasaba la lengua por la cara, vos hacias lo mismo, que asquerosos, me encantaba la ternura con la que lo hacias.
Nos levantabamos y subiamos la motañita, patebamos las hojas, nos abrazabamos, pie con pie caminabamos juntos. Te cantaba la canción del raviol (un raviolin, un raviolin...), entonces me mirabas, me decías loca (antes me decías loca con ternura), te reías, vos no cantabas, nunca cantaste.
Nos colgabamos de la puertita que giraba, hacia viento y a mi me daba frio, vos me sacabas las manos del bolsillo, me congelaba pero prefería caminar con vos.
Llegabamos a la esquina, vos querías ir conmigo. Me mirabas. Una vez dijiste te amo ( yo no te entendí), me abrazaste, me dijiste algo rápido, te dió verguenza, te dí un beso gigante.
Al final siempre nos despediamos, tardabamos mucho, yo caminaba mirando para atrás, viendo como te alejabas, como te ibas llendo por un camino diferente.
Y el árbol, el ábol seguía ahí, esperando que algún día volvieramos. |