ahora refriego los ojos ante el sol
escupo una lagrima ácida, violácea
te miro desde el abismo y bailás,
feliz, sonriente entre las manos de cualquiera,
no importa de quien, no son las mias...
repliego al pasado, lo hago un bollito y lo guardo
en el bolsillo de mi camisa, donde late
mejor que mi tonto corazón, cansado, triste,
será mi laberinto, mi fuente de vida
la eternidad del quizá y la inmortalidad del tal vez
la duda miserable del nunca mas...
vuelvo atrás, a tu sudor en rocío tenue,
a tus labios inmediatos, urgentes, absolutos,
ahora lejos, ausente, fria y feroz desde la distancia
la peor muerte, respirando tu recuerdo
te odio tanto... pero tanto...
que no puedo dejar de pensar en tu miel entre mis dedos.
bUHO 76
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