Danzan con languidez los girasoles
y se mece la ceiba centenaria
cuyo vaivén la mirla solitaria
marca al trinar posada en los faroles.

Por un rincón los doctos caracoles
marchan en procesión a la araucaria
donde una hermosa flor de candelaria
contempla los sangrantes arreboles.

Baja una brisa fresca y con ternura
acaricia la piel; tanta dulzura
del corazón suaviza los latidos.

El agua de la fuente forma un rizo
y en su cristal refleja el paraíso
de mi CALI que embriaga los sentidos.