Que será eso que tiene la muerte que se viene de cuando en cuando sin siquiera avisar, así a sido siempre incluso antes que las comunicaciones se hicieran parte del juego de la vida de cada uno de nosotros, antes se esperaba al día siguiente si el finado moría en la noche, hoy en cinco minutos sabe todo, hasta la señora de la otra población sabe se murió el presidente de la junta de vecinos, ese hombre viejo y arrugado, que nunca le cayo muy bien, pero igual lo sabe.
Así fue como un día paso la muerte por la casa de la señora Pette y sin preguntarle si quería o no, paso de largo por su lado y se llevo a su querido Manuel. Claro, el hombre ya estaba viejo, igual que ella, pero él cargaba con más años en el cuerpo, y que más, hasta ahí tenía marcado el destino.
Se fue a la cama temprano, le había dicho que tenía frío, ella se quedo atizándole al fuego mientras tomaba un mate, le beso la frente con dulzura y le miro a los ojos, brillantes como el día del casamiento.
-Venga a acostarse luego, que está helando.- le dijo con un tono dulzón.
-Si valla no más, si me demoro mucho me calienta la cama.- le contesto la señora Pette sonriente.
-No creo que pueda.- protesto con voz de cansado.
-me’ que no va a poder… valla no más.- dijo ella.
Don Manuel le miro una última vez y le sonrió, parpadeo profundo y se fue a la pieza. Tuvo que pasar un buen rato para que la Señora Pette le entraran las ganas de irse a dormir, pero como buena mujer de campo, primero saco la tetera del fuego, lavo el mate y la bombilla, apago las velas y cuando vio la casa solo alumbrada por el pálido fuego del brasero se fue a la habitación.
Al entrar prendió la vela, su Manuel, se había dormido en su lado, calentándole la cama, ella sonrió y susurro: “viejo tonto este que se quedo dormido”. Luego de ponerse el camisón se le quedo mirando un rato, algo tenía que no le era común, no roncaba como siempre, ese ruido que siempre hacía cuando estaba incomodo.
A su mente fue instantáneo el pensamiento, temblorosa le toco la mejilla y con los ojos llenos de lágrimas, lo gélido de su rostro le dio la razón., se sentó en el borde de la cama y le miró.
-tonta yo que no quise venir cuando me lo pediste.- suspiro. –Si tenías frío ahora no lo tendrás más, yo me arrimare a tu lado y dormiré contigo como todas las noches.- agrego y con todas sus fuerzas fue corriendo a su Manuel por la cama y se acostó a su lado, no lloró, solo se durmió, ya que si esa sería la ultima noche con él no quería arruinarla con llanto que no valía la pena.
Al día siguiente mando llamar a un capataz y le pidió que fuera a buscar a los carabineros, cuando el hombre le pregunto porque no le mando a buscar la noche anterior cuando se fijo que estaba muerto ella le contesto:
-Para que le iba a molestar si ya se había muerto, mejor lo hice un lado y dormí una ultima noche con él y le ve usted la cara no se murió enojado, esta bien así, total hice de cuentas que seguía durmiendo conmigo.
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