Poetas Urbanos.

El frío de la última hora de la tarde empaña y enturbia insensiblemente los cristales del bar. Como en cada anochecida los habitúe van asistiendo uno a uno, con letanía del domingo, que se va diluyendo en ese tiempo que transcurre irreversiblemente y se consume con el paso de las horas.
Se conocen pero no se saludan más que con una reverencia, lentamente ocupan sus lugares y con un gesto apático se dirigen al mozo quien asiente con la cabeza y al momento se acerca con el servicio en la mesa.
Las luces se encienden y el ocaso ya es noche, misteriosamente entre las manos aparecen pequeñas libretas y lápices con finas puntas hechas a cuchillo, se saben de buena tinta y el suave aroma del café enciende las musas. Los pensamientos se hacen palabras y las palabras poesía en el papel. Rimadores de la vidorria, que se evaden del resplandor del rey febo, idílicos y devotos enamorados de la luna, su lírica se sustenta en el desánimo y el desapego de la nocturnidad. Ellos caballeros de la noche, errantes en las sombras se desdibujan literalmente, para volver a ser simples personas cuando el alba los desenmascara de regreso a sus moradas.

Crónicas de café y servilletas entintadas.
08/08/2009.
©Ikarus.