“No olvides en tu sueño pensar que eres feliz,
que la dicha es un hecho profundo, cuando acaba”

Cesar Vallejo


Tu tristeza calca demonios en mi pequeño y torturado cuerpo.
Voy enroscada en tus manos, que todo lo arrastran.

Me llega tu nostalgia, se esconde entre los pliegues de mi piel, acostumbrada a la soledad aguda de mi letra.
Casi puedo tocarte las heridas,lamer cada centímetro de carne mal curada, pero entonces despierto, miro por la ventana, un nuevo amanecer me cuenta de nuestra distancia, y van tantos minutos, que los segundos saltan por el balcón y hacen su duelo absurdo en la lluvia helada.
Me arrodillo en la tierra mojada. Lodo soy. Tibio refugio que este invierno reclama.
Los ruidos se clavan en mis huesos y tallan antiguos pecados.
Hay un espejismo, igual que los relojes, tejen realidades opuestas.
Culparé al sol de esta tristeza tibia, que poco a poco me abraza y me sostiene.
Y el impulso de lamer tus heridas se disuelve, se
convierte en polvo que la noche lentamente aleja.

-Somos como esos barriletes sin rumbo, que un niño inexperto intenta elevar-

Nikita