Con la voz ingenua de la infancia pregunté
¿dónde terminan los caminos?
Siempre creí que todo en el Mundo tenía su fin.
Debo admitir que recibí bien intencionadas respuestas
"cada camino tiene su principio y su fin"
"en alguna parte las cosas se inician y en otra terminan"
"el Universo mismo tuvo un principio y seguramente tendrá un final"
siempre las respuestas me parecieron esquivas
como si mi pregunta les doliera demasiado.
Decidí probar el problema por mí mismo
y salí a andar caminos conocidos y escondidos
unos eran calles y avenidas
otros simplemente una huella polvorienta.
Definitivamente llegaba hasta las últimas señales
pero decía ¿por qué no ir más allá?
todo eso hasta el momento en que tu camino
me llevó al abismo de su fin.
En adelante diré que todo camino que iba o venía de ti
tenía siempre término
ni un solo paso podía darse más allá.
Los caminos que me enseñaste tenían señaléticas de término
decían adiós, no me hables más, no me busques,
haz lo que quieras, te dejo, olv´date de mí.
Triste decepción para mi vieja infancia
los caminos que me llevaban a ti se acabaron para siempre.