Hoy como cada noche al terminar mis actividades,
me tumbo en mi viejo sofá,
respiro no se cuantas veces… Quizá dos o tres más de lo normal.
Y comienzo con mi tortura del pensar…
¿Qué mi vida ha sido inútil?
¡Qué ya nada es fácil para mi!,
Que tantas tonterías he dejado que me siembren en la cabeza,
y lo peor del caso, es que ya he comenzado por creerlas…
Es difícil y patético sentir la muerte a cuestas
y no poder hacer absolutamente nada,
más que solo esperar…
Repetir una trillada rutina diaria y convencerme de “lo bello que es vivir”
Es horrible concluir el día y esperar a la llegada de la noche,
Comenzar a luchar con el tan temido mounstro del closet y ser derrotado,
Permitirme ser invadido por las constantes pesadillas,
La noche transcurre y su fin parece lejano.
¡Es momento de huir!
De olvidarme de todo lo aprendido,
de ponerme a salvo…
La lucha ya me ha dejado exhausto y
la visibilidad de la luz aun no hace su entrada triunfal…
Ya no hago nada por vivir,
ya todos mis sueños han sido rotos,
y aún no se han tomado la molestia de crear un pegamento
especial para las heridas de la vida…
Me levanto del sofá,
Enjugo la tenue lagrima que expresa mi ojo,
me acerco a la ventana en busca de un poco de aire,
Pero m sorpresa, todo es árido…
Yan árido como el interior de mi cerebro…
Me retiro, y trato una y mil veces
de convencerme que esto es una pesadilla,
Pero no, es realidad,.
Así que regresando a mi sofá tan solo musito un no tardes,
Acompañado de la última caricia de fe que queda en mi alma.
Cierro un ojo y con trabajos intento dormir,
Ya que dentro de algunos momentos…
La luz del sol me hará volver a levantar me de ka derrota.
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