. Límite


Te observo.
Minuciosamente fragmento cada parte de tu cuerpo con mi mirada, la digiero y me gusta.
Llevo más de seis años observándote en el anonimato, inflamándome con tu rostro, desfalleciendo con tu mirada, palpando tus labios con mi vista, desnudándote cuantas veces antoje.
Nunca he podido tocarte, nunca besarte…
Nunca he podido siquiera decirte cuánto te amo, cuánto te pienso y observo, y, sinceramente, me siento impotente al no poder hacerlo.
Te veo caminar por el pasillo obscuro, con tu traje blanco que todo ilumina, y hacen perfecta combinación.
Seis años en los que la monotonía de mi vida se apaciguó… y eso que llevo ocho ya en este hospital, con ganas de volver a casa, saborear los platos de mamá… con ganas de que vengas y me desconectes de ésta máquina y al paso sincronizar con la tuya.
Ocho años en coma son suficientes para saber que de ti estoy enamorado.
Cuatro bastan para el pesimismo. Sólo uno para anhelar fuerzas y acabar con este eterno sueño.