Siempre el niño huérfano es una personaje atractivo, tal vez por la forma en la que debe enfrentarse al mundo sin el aprendizaje esencial de parte de los progenitores o tal vez por ser algo distinto. De una u otra forma la magia es algo que se ha ido perdiendo a través del tiempo; a mayor tecnología, menor imaginación dentro del niño; tal vez por ésta razón la autora ha querido que la maga vuelva como parte fundamental a nuestra alma, que la nutre de imaginación y sentimientos y por supuesto también combinada con una excelente narrativa. Este libro es uno de los más interesantes que pueda existir, ya que nos permite disfrutar de cada detalle de un mundo fantástico, sentir los momentos de dolor, alegría, llanto e impotencia como si fueran propios y obviamente aprender de reacciones, comportamientos y actos humanos que difícilmente entendemos, como a hipocresía y el cinismo que claramente se ven reflejados en los mortífagos (fieles seguidores de Voldemort) al vender su alma por miedo, interés económico e incluso social y al fingir ser del bando contrario siendo que siempre sus proyecciones fueron del lado del mal. Esta situación no nos puede parecer desconocida en la historia de nuestro país, especialmente en el "Golpe Militar de 1973", donde aparecen "personajes" supuestos de un bando y que luego reaparecen en el bando contrario, tales como el "Guatón Romo" y el "Encapuchado del Estadio Nacional", entre otros.
Y no sólo encontramos parecidos en la historia de la nación, sino que también en la actualidad; sólo basta con ver quienes son nuestros políticos, los que supuestamente nos "representan", al igual que los Clérigos que dan el "ejemplo"; son mucho más hipócritas que la gente común y corriente como nosotros. ¿Por qué gente tan pervertida está en el poder?, ¿Es acaso para camuflar su verdadera identidad con una túnica impenetrable?.
Creo que las respuestas son obvias, pero lo que más rabia me da, es la protección con la que cuentan éstos "titanes del poder", al igual que en el libro, los mortífagos son protegidos por Cornelius Fudge, nada más ni nada menos que el Ministro de la Magia.
Si los dos mundos son tan decadentes, ¿Qué se puede esperar si todo se siente perdido y nada se espera?.
Sólo me queda por reflexionar, que la lucha entre el bien y el mal es lo que el libro nos muestra, destacando ciertos valores propios del bien, mientras que el mal no es más que la ambición de poder; el cual permite tener seguridad, dinero y fama, pero para conseguirlo debes ser capaz de todo; mentir, engañar e incluso matar y a la larga ni el dinero ni la fama te pueden quitar el cargo de conciencia. |