En las mañanas me siento oblicuamente satisfecha por la vida transitada, digo oblicua, por que las contorsiones derivadas de mis actos muchas veces pueden llevar a una felicidad experimental, donde discutes hasta los momentos en que jamás fueron por que sólo formaron parte de mi.

Ahora que ya anochece, el otro yo pasa la cuenta, a la áspera, fuerte y sincera mujer que anida en mi.

El ocultamiento de los sentimientos ha llenado el tiesto de la vida, hasta levarme a cuestionar el fin de nuestra determinación masiva.

Más hoy que nunca si existe un alma pide a gritos el momento de la redención de nuestras vidas, de mi vida, de la vida que vivo en medio de.