EL DISCIPULO DE ONÁN
El jabao se pasea por el patio de la secundaria. –Mi herma, aguanta que te vas a joder- le dice alguien al oído, pero él no hace caso, sigue en lo suyo, como siempre.
Se mueve con su quijotesca figura, ojeroso, y la mirada ávida, buscando el premio del involuntario descuido femenino que deje escapar un trozo de desnudez.
Nadie lo puede superar. Para él, siempre son las mejores; Anita, Julia, Maite, Yamilé. A todas las goza con su maestría cada vez que las desea, en los lugares más inimaginables. A veces hasta más de una en el día. Ellas en silencio lo aceptan.
Ahora está a la caza de la nueva, la rubia sensual que nos trae locos a todos. La ronda, la escruta, la saborea internamente, hasta que algún inocente inquisidor rompe su fantasía con aquel espeluznante gritó, delator de su vicio, que consume al infeliz en una hoguera de carcajadas y miradas maliciosas.
Nota: el onanismo, es significado habitual de masturbación o plaer solitario.
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