Me diste la vida, adornada de pétalos de rosa,
y al divisarla sentí miles de espinas muy afiladas,
y al sentirla..., sentí tanto dolor
que el amor se me marchitó,
desnudo entre olas de espuma
que me gritaban esa verdad tan dolorosa...
Siento que mi fé se derrita ante el contacto
de tu piel, sedienta de caricias,
y siento que mis esperanzas acaben
donde comienza tu frialdad...,
y siento, aún más, creer sóla
en algo que ni siquiera imaginé...
Sólo sé que en medio de la nada
se sumerge mi alma tantas veces,
que mis pulmones encharcados
no permitan un simple suspiro
para aliviar mi dolor...
Siento que tus palabras me elevaron hasta el cielo,
y que tu alma me pateó hasta el infierno,
pero lo que más siento es desear
poseer la valentía para poder superarlo,
cuando mi alma se sigue rompiendo
con cada segundo especial a tu lado...
Deseo que te acerques
aunque con ello me alejes,
y deseo que te alejes
para sentirte más cerca...
Mi alma ha perdido el derecho a amar
y se debate entre la locura y la cordura...
Luché por mis sueños,
pero no eran los tuyos...,
amé por tu alma, sin pertenecerme,
surgí de la nada y te ví a mi lado,
pero jamás me miraste,
mientras mi alma te reconocía
o imaginaba reconocerte...
¿Cómo pude pensar que merecía
algo tan bueno...?
¿Cómo pude ser tan presuntuosa
al imaginar que un ángel me mirara...?
¿Cómo pude querer elevar mi alma
hasta el infinito...?
¿Cómo pude atreverme...?

(18/08/03)