Comienza a bosquejarse una tristeza cuando empieces a cruzar la calle, ahora vacía, al irte, sólo en cuestión de minutos. Veré compungido cuando de mi te alejes para luego ejecutar una tenaz rutina que pretenda aliviar aquello que empieza. Nacerá hosco el abatimiento mientras se defina al final el hastío que se aposentará en mi cabeza. Mas habrá de vencer en mi persona el furioso deseo de la dicha pretenciosa de aquellos momentos regalados que devendrán en breve, historia. Cuando regreses y te vuelva a ver, tendré un sol completo para que alumbre a tu místico rostro y serás buena al quitar mi obsesión e incertidumbre.
Texto agregado el 05-08-2010, y leído por 197 visitantes. (6 votos)