Tengo miedo si. Sin embargo, dicha afirmación es tan solo un fragmento del hecho fatídico que me aguarda.
El para nada querido conocimiento de saber a lo que me enfrento ofrece un muy amargo consuelo. Me encuentro solo por las tardes intentando distraerme, hacer algo que sea capaz de ocupar mi mente.
¿Se puede escapar de un pensamiento?

Lo peor es despertar. Acostumbrado ya a tenerte a mi lado, a tu calor por las mañanas, a tus brazos en los mios, al simple hecho de sonreír al alba. Ahora ya no es igual, y aunque esa carencia es definitivamente un golpe, he de decir tambien que es un golpe que he aprendido a sortear casi exitosamente. No, no es eso lo que pesa sobre mi.

Esta presencia pervertida es algo mas enfermo aún. Sin embargo el templo fisico permanece intacto, como un testigo que lo ha visto todo pero que a sabiendas de la catastrofe a venir permanece impasible. Tampoco es, como muchos podrian intentar describirlo, un mal de enamorados no. Lo que nos lleva a la última opcion, el mundo ilusorio tantas veces ignorado cotidianamente.

La utopia que se desvela en mi mente, la burbuja imaginaria en la que lentamente apareces tú. El ansiado reencuentro en el que al fin estamos juntos. Un paisaje utópico que alimenta mi soñar...
Estoy nervioso. ¡Al fin, lo tan ansiado está aquí!
Parpadeo extrañado y miro eufórico a tu ahora tan eterna presencia. el brillo juguetón de tus ojos, que otrora me encantara, ahora me provoca a abrazarte.
Algo salió mal. La sensación no fue la misma y nos separamos confundidos. Nos miramos ¿Qué pasa?
No comprendo lo que ocurre, desesperado grito
-Amor! ¡Te quiero!- grito que se queda solo en mi mente.
Sin saber muy bien que hacer hacer, te cojo de la mano. Reacciono nervioso al contacto de tu piel. Aquello tan añoradamente ansiado parece ahora frio y metálico, tu mano que incómodamente busca el que antes era su lugar. Me aparto cuidadosamente, como lo haria de algún utensilio desconocido.
Me siento mareado, insisto en que algo no va bien, y a pesar del gran sentido de incertidumbre que reina en el ambiente te abrazo. Te abrazo intentando comunicarte lo que siento por ti. Siempre te gustaron mis abrazos. Algún demonio maldito juega con nosotros, no permite que las cosas salgan, tu lo sabes y aunque yo haga mi mayor esfuerzo y te apriete contra mi, lo se.
Dejo caer los brazos para romper aquel abrazo muerto, inexpresivo, como el que se le da por compromiso a un familiar que no nos cae muy bien.
Tu decepcionante mirada hiere y grita lo que aun no hemos podido comprender.
Mientras yo sigo parado como un idiota frente tuyo. sin saber ni que decir ni que hacer. Consciente perfectamente del amor que siento por ti, una pregunta se desliza cautelosamente dentro de mi mente
-¿Habré olvidado como abrazarte?