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La leyenda del León Capitulo 7: Las once deidades


Las nueve presencias avanzaban con un paso majestuoso por la sala hasta llegar al centro donde estuvieron a la vista de todos los presentes que quedaban aterrorizados y maravillados a la vez por tal esplendor, habíamos sentido algo realmente especial en aquel que Helios llamaba el rey del océano, sin embargo, ver a aquellas entidades que desparramaban aquella sensación era demasiado y resultaba altamente innatural.
Pase mi vista tímidamente por cada uno de aquellos seres, digo “seres” porque si bien aparentaban una apariencia similar a la humana cualquiera que los viese se daría cuenta de que ellos no eran normales. En aquel singular grupo se podían ver cuatro mujeres y cinco hombres que miraban a sus alrededores con una franca curiosidad, en dos de las femeninas pudo verse un gran pesar al ver la situación de nuestra gente, una de ellas miro al hall entero pero cuando vio al cadáver de nuestro general lobo se aproximo rápidamente hacia él y se agacho para verlo bien, otra parecía impasible ante el panorama y la ultima de ellas tenia una mirada glacial, y parecía incluso molesta de estar en es lugar. Los hombres estaban firmes en su lugar observando el lugar impasibles, solo dos de ellos parecieron mostrar algún tipo de emoción al vernos.
Mientras yo los evaluaba, al igual que todos en la sala, uno de ellos se adelanto parecía él más viejo de todos y el segundo más alto, con una voz lo suficientemente alta como para que todos pudiesen escucharlo pero sin gritar, comenzó a hablar
-Lamentamos meternos en sus sin duda importantes asuntos, sin embargo, muchas vidas se han perdido por culpa de una pequeña discusión entre hermanos-
Y parando unos segundos como si desease reorganizar sus pensamientos observo a todos los presentes y se sonrió a si mismo para luego continuar
-Aunque claramente ustedes no tienen idea de quienes somos nosotros-
Y ahora dirigiéndose a uno de su grupo
-Bálmor, asnos el favor y danos algo de luz-
Cuando escuche ese nombre mi corazón dio un vuelco ¿Bálmor? ¿Que acaso ese no era el nombre de la deidad del fuego? ¿Que hacia él aquí? Esas y otras preguntas asomaron en mi cabeza cuando de la nada una llama inmaculada apareció encima de todos iluminando todo como si fuese de día, entonces pude discernir cada unas de las facciones de cada uno de los presentes, que habían sido un poco vedadas por las sombras de la noche.
-Bueno ahora que tenemos una correcta iluminación podremos hablar y hacernos entender con mayor claridad-
Comento el anciano con una calida sonrisa
-Permítanme presentarme a mi y a mis queridos hermanos-
Entonces haciendo una pequeña reverencia, él recito su nombre
-Yo soy Ragnareing -
(Junto a cada nombre procederé a dar una pequeña descripción del personaje en cuestión, aunque puede que mis palabras no les hagan completa justicia)
El anciano era bastante alto, su expresión era apacible y tranquila aunque sabia, su cabello lacio tenían un singular brillo plateado al igual que sus ojos y barba recortada, él rostro presentaba una series de arrugas tanto en la frente como en las cercanías de los ojos causadas por su avanzada edad, no llevaba armadura solo una gran túnica blanca desmangada, sus brazos que eran visibles se presentaban musculosos y fuertes cosa que alguien no esperaría de alguien que parecía tan mayor.
Los susurros poblaron rápidamente la estancia, incluso hubo quienes exclamaron el nombre en voz alta como si todavía dudaran de sus oídos, no los podía culpar incluso yo me encontraba sorprendido, Ragnareing era el mayor de los hijos de aquel que no tiene nombre debido a que ninguna palabra podía expresar su grandeza, de aquel que nos libero del yugo del demoníaco Animaster eones atrás… ¿Que hacia ante nosotros uno de sus…?
Pero entonces lo repensé y mire con admiración a los otros que se encontraban a los lados de aquel anciano y mis sospechas al escuchar el nombre del gran Bálmor, se volvieron una realidad, aquellos que se encontraban delante nuestro no eran meros mortales, sino que algo más, mucho más primordial e imperante.
El viejo miro a la joven que se encontraba agachada al lado de nuestro pobre licántropo, y esta como si por acción de algún sexto sentido sintiese la mirada de Ragnareing se levanto y se acerco con paso majestuoso hacia el centro del hall junto a todos los demás
-Ella es Gaia-
Dijo él anciano
A la luz de la flama inmaculada mis ojos se quedaron embobados al igual que los de cualquier hombre que la viese, unos ojos que brillaban como si fuesen esmeraldas pulidas, su bellísimo rostro, que se veía joven y sin imperfecciones, su expresión que en estos momentos parecía dolorida por los cruentos sucesos que tuvo que ver para llegar hasta donde había llegado, hacia que mostrara una casi palpable ternura hacia nosotros, cosas que lograba hacernos olvidar momentáneamente nuestras penurias, sus largos cabellos rubios que llegaban hasta su espalda fluían como un río de oro, sus delicados movimientos, su tersa y blanca piel y su porte orgulloso que no se veía mancillado por su tristeza. Era algo alta, un poco más que lo de una mujer humana y similar a los de la raza elfica. Sus ropas consistían en un vestido verde con vordajes de plata con forma de hojas dispersas sin un orden aparente, recordaban inequívocamente a un otoño cuando las hojas secas se desprenden de los árboles para caer silenciosamente para el suelo.
La impresión que me dio ella al verla fue realmente mayúscula, en muchas situaciones había escuchado de la bondadosa e igualmente hermosa Gaia pero verla era algo para lo que no estaba preparado, era como si tuviese a la misma naturaleza en su máxima pureza y expresión.
Él anciano prosiguió, y señalo a uno que se encontraba al lado de otra de las deidades que dio rápidamente unos tres pasos hacia delante
-Eh aquí a Oromar-
Había escuchado varias historias acerca de este personaje, pero resultaba bastante curioso verlo en persona, él representaba la luz, su presencia era algo menor que la de los demás presentes, y en apariencia no parecía más que un adolescente en comparación a los otros, era rubio de pelo rizado y unos ojos de un dorado intenso, su cara joven en estos momentos se encontraba manchada por la preocupación, ya que aunque lo intentase no podía apartar completamente la mirada de los heridos y otros dañados por la carnicería ¿Cómo decirlo? Parecía demasiado puro… su cuerpo al igual que él demás presentaba una buena condición a toda prueba, aunque algo me hacia parecer que este seria él tipo de persona que no le haría daño ni a una mosca, sus vestiduras eran iguales a las de Ragnareing, pero por alguna misteriosa razón tenia un brillo mortecino.
Luego él anciano continúo y nombro al siguiente
-Umbra, pasa al frente por favor-
De pronto, él más alto de los presentes dio tres pasos, era algo impresionante, tenía un aura que mostraba un poder abrumador, incluso yo donde me encontraba me sentía algo acobardado, presentía que si me acercara mucho a ese ser seria tragado por aquellas energías que se arremolinaban alrededor suyo, incluso la luz parecía retroceder ante su presencia, eso fue lo que pensé del señor de las sombras cuando lo vi, era realmente alto debía de ser tan grande como nuestro general León Baldur, tenia una armadura negra increíblemente pesada, aquella coraza parecía ser capaz de repeler cualquier cosa, era una coraza de combate , negra como el carbón, no tenia ningún tipo de insignia ni nada por el estilo, pero parecía increíblemente imponente a la vista, tenia puesto un casco de batalla completo, por lo que su cara estaba completamente vedada, pero podía sentirse una respiración muy pesada que parecía absorber a la misma oscuridad, aquel que reinaba las sombras era él más inquietante entre los presentes y también él que daba una clara impresión de poder…
-Tengo hambre-
Pronuncio lentamente él rey negro, era una voz metálica imposible de describir pero hay algo de lo que estoy seguro, nunca la olvidare, ya que apenas con esas dos palabras me sentí completamente vació, un extraño sentimiento de desesperación me atrapo era como si me hubiesen sacado de pronto todos mis sentimientos, eres capaz de decir que te falta algo muy importante y que no eres capaz de recuperarlo ¡Nada, absolutamente nada! No quedaba algo a que aferrarme y tampoco ninguna razón para seguir con vida, era desesperación por no tener nada por que llorar o por que reír…
Mire a mi alrededor, todos se encontraban iguales, el sudor recorría sus frentes, pero salvo por eso, todos parecían muñecos sin vida. Pero aquel terrible suplicio no duro mucho, una voz increíblemente bella nos rescato
del vacío, era Gaia que canto unos pocos versos que rápidamente nos hicieron volver en si, cosa que nos dolió un poco ya que aquel majestuoso canto consiguió arrebatarnos nuestras penas mientras duro.
Todos miraron asustados al caballero negro, en cambio, las otras deidades lo miraron con reproche, solo una de ellas parecía divertirse con la situación y era la misma que nos había visto con desprecio desde el inicio, pero ante la enojada mirada de Ragnareing su sonrisa se desvaneció casi instantáneamente
-Lamento eso-
Nos dijo él anciano mientras que a Umbra le reprocho
-¿Era necesario que hicieras eso en estos instantes?
Pero él gran caballero no respondió y se limito a cruzarse de brazos como si no hubiese ocurrido nada.
Volví a mirar a nuestro alrededor queriendo comprobar el estado de todos los presentes y vi que todos parecían encontrarse un poco mejor después de la canción, sin embargo, todos tenían una especie de sombra en sus caras, como si aquella acuciante sensación de vacío no hubiese desaparecido del todo o el temor de que un segundo acto como ese ocurriese. Mi mirada recorrió a todos, pero lo que me sorprendió, o más bien, me aterro fue ver a Virus, estaba sentado exactamente de la misma manera desde que entraron los dioses, ósea ¿Acaso aquel extravagante evento no lo había afectado en lo más mínimo? ¡Imposible! Incluso Helios todavía tenía los surcos de sudor en la cara ¿Qué demonios era él? Gracias a su mascara no podía ver sus facciones, pero debo decir que en ningún otro momento tuve tantos deseos de verla, el solo echo de pensar que aquello no lo había siquiera conseguido mover un milímetro de su lugar original era auténticamente perturbador…
La voz de Ragnareing fue lo que me saco de mi trance
-De nuevo pido perdón por lo de recién, Umbra tiene esa peculiaridad de que cuando tiene hambre…
-Ya déjalo hermano, cuando llegue aquí, me di cuenta de que era casi imposible de que Umbra no hiciese eso, creo también debisteis de notar esto, para él absorber la oscuridad de los corazones es algo muy natural, y más cuando predomina de una manera tan general como lo hace en estos momentos.
Esta vez era la deidad que había llegado primero quien tomaba la palabra, él soberano de los mares, que ahora se encontraba de pie y avanzando hacia sus parientes con paso decidido y una vez que lo hizo se dio vuelta hacia nosotros y dijo
-Soy Elmar, el gran regente de todas las aguas-
Ya lo había visto antes pero ahora con la luz lo confirmaba, su semblante reflejaba una gran seguridad sobre si mismo, como si pensara que nada de lo que él hiciera podría salir mal.
-Hermano, al ser el mayor deberías de seguir con las presentaciones cuanto antes, así nuestro publico sabrá quienes somos y de quienes deben mantenerse alejados ¿Acaso no era ese el objetivo de principal de este pequeño acto?
Continuo diciendo Elmar, pero esta vez a Ragnareing y este asintió con un movimiento de la cabeza.
Pero ¿Qué era lo que quería decir el rey del mar? ¿Mantenernos alejados? Podía comprender que se refiriese al dios de la oscuridad de esa manera o tal vez ¿Había otro que seria peligroso para nosotros? Y en el caso de haberlo ¿Cuál seria? En cualquier caso, las palabras despreocupadas de Elmar parecieron devolverle la confianza a Ragnareing por lo cual siguió hablando, aunque ahora todos parecían tener cierto temor de que podría pasar a continuación pero aún así nadie se animo a interrumpirlo
-Anabel, por favor da un paso adelante-
Muy pocas veces había escuchado algo sobre la señora de los vientos Anabel, porque muy pocas veces actuaba de manera directa en las leyendas de los dioses, aunque verla daba una extraña sensación de paz, como si una suave brisa limpiara nuestro espíritu. Su joven y bello rostro expresaba una gran amabilidad y dolor al mismo tiempo ya que ella al igual que Gaia paresia sentir pena por nosotros, sus pelo era plateado y largo algo ondulado hacia las puntas, sus ojos grises no poseían el característico brillo sobrenatural que se veía en sus compañeros pero si una gran calma que se asemejaba a unos débiles vientos, pero no pude sacarme de la cabeza que aquellos podrían cambiar a unos con la potencia de huracanes si no se tenia cuidado, sus movimientos al igual que su cuerpo contenían la misma gracia que Gaia, aunque de manera distinta, ya que la diosa de la naturaleza era algo más terrenal o natural, pero esto no era así con Anabel ella parecía algo más, como decirlo, algo más etérea, como si estuviese hay pero al mismo tiempo no, su piel era la más pálida de todas casi como si fuese nieve, sus vestido era bastante sencillo sin ningún tipo de arreglo ni nada, solo tenia unos colores que variaban entre el blanco y el gris.
La impresión general al verla fue bastante tranquilizante y muchos de los que se encontraban asustados por las acciones de Umbra ahora parecían mucho más tranquilos, realmente fue una buena decisión la de Ragnareing la de presentarla en ese momento, y lo comprobé al mirar uno por uno a todos de nuevo pero me di cuenta de que Virus se mostraba igual de estoico que siempre cosa que me hizo lanzar un resoplido ¿Cómo podía mantener la cabeza fría de esa manera?
Pero Helios que me vio observando al general enemigo me comento en una voz casi imperceptible por lo cual tuve que esforzarme para escucharlo
-Tranquilízate chico, no te dejes llevar por sus acciones, simplemente observa esto hasta al final, después de todo tener a todas las deidades enfrente tuyo no es algo que puedas ver todos los días-
Y con esas palabras en mente trate de olvidarme del enemigo que yacía sentado y observando la situación.
Y volviendo a tener la palabra Ragnareing comenzó con la siguiente presentación
-Ven aquí Bálmor
El señor del fuego camino hasta al lado de su hermano Elmar y nos miro seriamente uno por uno como si tratara de inspeccionarnos.
Bálmor, entre las leyendas heroicas era bastante nombrado, por no decir él más, fue uno de los que más combatió en la edad antigua contra Animaster por eso se dice que cuando un guerrero muestra especial bravura en un combate es porque adentro de él fue encendida la llama del dios del fuego, su carisma lo hacían realmente reconocido incluso cuando lo vi por primera vez me di cuenta que aquel ser no podía ser otro que el rey de las llamas.
Sus cabellos parecían flamas ardiendo e igual que su barba, sus ojos negros eran como carbones encendidos, su rostro era atractivo y expresaba una seguridad avasalladora pero sin caer en la vulgaridad, con solo verlo uno podía observar un fuerte sentido combativo y del honor y un extraño de brillo de astucia de aquella que se forma después de estar en numerosos campos de batalla, parecía tener una especie de aura roja de pura energía, su cuerpo al igual que los de los demás era musculoso y resistente, el dicho “fuerte como un toro pero ágil como una gacela” le quedaba como anillo al dedo, era bastante alto de unos casi dos metros, su presencia era realmente impresionante, comparable con la de Umbra, sin embargo él segundo lo lograba con miedo mientras que él primero con admiración, llevaba puesta una especie de lorica segmentada sin hombreras dejando sus brazo completamente libres, en ellos se podían ver algunas cicatrices por antiguas batallas que había tenido, mientras que sus piernas estaban cubiertas por unas grebas, también tenia una gran capa roja que tenia detallados dibujos de llamas de un color dorado, por ultimo llevaba puestas unas sandalias pesadas echas de cuero curtido.
Todos lo observaron impresionados y con buenos ojos, aquel que se encontraba enfrente de ellos era alguien en quien confiarían aun con los ojos serrados.
Una vez que el rey del fuego termino de observarnos nos dirigió una sonrisa para luego darse vuelta y volver al lado izquierdo de Ragnareing, que una vez que vio como la deidad llameante regresaba a su puesto continuo
-Es tu turno Iris.
Y apenas las palabras fueron pronunciadas la que parecía la mayor entre las deidades femeninas pasó al frente, era similar a Gaia y a Anabel al mismo tiempo y si realmente existía alguna diferencia notable era su nivel de presencia, esta era realmente enorme, no tenia nada que envidiarle a la de Bálmor o Umbra, pero esta era pasiva, nosotros teníamos noción de ella pero esta no ejercía ningún tipo de presión sobre nosotros.
Su cabello era dorado platinado y bastante largo llegándole hasta la cadera, sus ojos castaños tenían pequeñas manchas grisáceas estos tenían una vivacidad e inteligencia que nunca había visto en nadie , su rostro tenía una belleza completamente irreal, es decir las otras dos que habíamos visto eran algo, pero ella la superaba por bastante, realmente no había palabras para describirla, cualquier cosa parecía palidecer ante ella, su piel era blanca no tanto como Anabel pero hacían recordar a los rayos de luna, sus movimientos eran gráciles y delicados como los de las otras dos aparte de que era también un poco más alta, sus ropas eran un gran vestido blanco sin espalda con arreglos de plata y oro, tenia una segundo falda interior de color negro y llevaba unas sandalias ligeras.
La impresión que nos llevamos todos al verla fue que si la majestad y la dignidad tuvieran un cuerpo seria igual de magnifica que ella, así es como era la diosa de la magia, aquella que conocía, dominaba y creaba cada uno de los encantamientos y hechizos que existían.
-Belleza, poder e inteligencia, realmente no me gustaría ser su oponente.
Escuche comentar en voz baja a Helios y yo asentí con un movimiento de mi cabeza, pero lo siguiente que me dijo me sorprendió bastante
-¡No la mires directamente! Baja tu mirada o será muy tarde.
Debo decir que escuche sus palabras, e iba a intentar hacerlo pero cuando me lo propuse a hacer me di cuenta del problema ¡No podía dejar de mirarla! Lo intentaba e intentaba pero no podía, era como si mi mente estuviese dividida en dos, una parte quería seguir observándola y otra presentía cierto peligro e intentaba alejarme la vista pero no podía terminar de convencer a su contraparte, solo observarla me causaba un terrible placer pero al mismo tiempo un gran dolor que desahuciaba mi corazón, aquella danza de sentimientos me quemaban, un creciente deseo de tenerla cada vez llenaba más y más mi cabeza estaba a punto de perder el control, temblaba de impaciencia tenia que ir hacia ella y me estaba levantando cuando de pronto una voz en mi cabeza me grito
-¡Vuelve en ti tonto!
Era la misma que me había hablado antes pero apenas podía entender su significado, entonces una fuerte mano que vino de atrás me agarro la cabeza y me la golpeo con gran fuerza contra el suelo, podía sentir como un hilo calido de sangre brotaba de mi frente, pero apenas sentía ese dolor ya que cuando me di cuenta tenia lagrimas en mis ojos, no por el golpe que acababa de sufrir sino por el echo de que ya no podía ver a Iris, entonces volví a escuchar una voz pero esta vez era la del anciano mago
-Lo siento chico, debí de advertírtelo desde el inicio, a la Diosa de la magia no debe nunca de mirársele directamente por mucho tiempo ya que las consecuencias pueden ser poco agraciadas como podrás ver, su belleza no fue echa para que sea mirada por ojos humanos.
Después de decir esto sentí como Helios me soltaba lentamente, como si todavía no estuviese completamente convencido de que me encontraba bien, por lo que me limpie las lagrimas y le di las gracias, entonces caí en la cuenta ¿Qué paso con los demás? Mire rápidamente hacia todos lados, todos los magos miraban hacia abajo y sostenían a los guerreros y niños mientras les aconsejaban que miraran hacia abajo, incluso hubo casos en los que unos cuantos tuvieron que forcejear con un caballero que se había levantado y que en estos momentos se estaba por dirigir hacia ella, a lo cual Iris dijo con una suave voz
-Déjenlo venir si ese es su deseo.
La sorpresa de todos al escuchar esto fue mayúscula al principio, pero en la cara de casi todas las deidades se dibujo la preocupación, mientras que el soldado lleno de jubilo se apresuro al principio corriendo, luego trotando, más adelante caminando y finalmente callo al suelo cuando estaba a unos pasos de ella
-¿Qué demo…?
Dije yo pero antes de que siquiera terminara la frase dos de los dioses con la velocidad del rayo tomaron al guerrero y lo alejaron de ella, hasta al lado de uno de los magos blancos, estos eran Bálmor y otra deidad desconocida que no se había presentado todavía
-Tranquilo solo esta desmayado…
Escuche decir al rey de fuego
-¿Qué demonios acaba de ocurrir Helios?
Pregunte, mitad impresionado mitad asustado a lo cual él anciano me respondió
-La reina de la magia Iris, tiene un hechizo de protección un tanto complejo que se menciona en dos o tres de sus leyendas si no me equivoco, en ellas se habla que solo aquellos con un corazón puro pueden acercarse a ella, si alguien más intenta acercarse le pasara eso que acabas de ver, y mientras más cerca de ella se encuentre las consecuencias serán aún peores.
-¡Entonces ella no debió dejar que se acercara!
Exclame algo enojado, pensando que si no fuese por oportuna intervención del mago yo me encontraría igual que aquel pobre diablo.
-No te apresures a juzgar a los demás chico.
Entonces la volví a mirar durante unos segundos y vi en su cara una expresión de dolor y desolación, cosa que casi me parte el corazón por lo que la deje de observar lo más rápido que pude
-¿Por qué se coloco tal hechizo?
- No es historia para este momento, pero créeme que fue por una buena razón.
Dijo Helios.
-Por favor perdonen el pequeño problema
Se disculpo Ragnareing mientras la diosa volvía junto a su grupo
-Ahora, déjenme presentarles a los últimos dos: Magnus y Demoner por favor adelántense.
Los dos nombres no choquearon prácticamente, tanto que varios dejaron escapar unos débiles ¿Qué? O ¿Cómo? Mientras habrían los ojos de par en par para ver mejor a los dos que pasaron al frente, el ser masculino que había sacado rápidamente al guerrero de al lado de Iris junto a Bálmor, y también estaba la que nos dirigió una mirada gélida todo el tiempo e incluso sonrío cuando Umbra absorbió todo lo de nosotros.
Eh aquí una descripción de ambos, primero comencemos con la que debería de ser Demoner:
Lo primero que captaron mis ojos al mirarla fueron sus ojos, aquellos ojos que vi cuando estaba en la torre y ella se estaba acercando, era lo que realmente la identificaba ya que estos no habían cambiado nada, eran igual de rojos y despiadados, también tenia un bello rostro que esbozaba una leve sonrisa al vernos como la veíamos con desagrado, como si para ella eso fuese suficiente, tenia unos cuernos dorados que sobresalían hacia delante, sus cabellos eran negros como la misma oscuridad y largos, curiosamente sus orejas se encontraban en punta al igual que los elfos, su piel era bastante pálida compitiendo con la de Anabel, su figura alta y bien desarrollada despertaría la lujuria de cualquier hombre que la viese pero no de la misma manera que Iris de echo el efecto era muy diferente ya que él de la señora de la magia daba un sentimiento increíble en cambio este era una versión perversa y pervertida del primero, sin embargo, yo al menos al conocer su identidad no caí bajo su insulsa belleza, creo que la forma más sencilla y exacta de definirla era como si fuese una roza negra que no pasa desapercibida pero cuando la toca uno se atraviesa con todas las espinas. Al igual que las demás deidades ella tenía cierta aura de divinidad aunque esta era casi imperceptible si se la comparaba con cualquiera de los demás dioses. Su vestimenta se basaba en un vestido negro de un diseño un tanto gótico pero al verlo detenidamente me di cuenta de que cada parte tenía dibujado con sumo detalle todos los animales que ella representaba en lo que seria su forma original y estos eran: un murciélago, cisne, águila, león, oso, lobo y cocodrilo.
Ante aquella visión mi corazón se quemo con unas llamas de ciego odio hacia la monstruosa bestia que nos causo tanto dolor, mi cabeza dolía y daba vueltas sin parar mientras que la rabia asesina se apoderaba más y más mientras veía aquella gélida sonrisa que hacia mi sangre hervir, prácticamente me olvide de mis alrededores y cualquier cosa que sucedía paso completamente inadvertida por mí, pero antes de que llegase a hacer algo note una mirada que me obligo a quedarme donde estaba, esta era la de Magnus, nuestro señor dragón:
Bueno, para comenzar a describirlo tendría que comenzar diciendo, que de todas los seres divinos que se encontraban enfrente de nosotros él era el que menos se asemejaba a un humano, tenía un corto pelo negro y de entre sus cabellos sobresalían dos prominentes cuernos que se dirigían hacia adelante, sus ojos brillaban con un color dorado profundo en el cual se podían ver los rasgos que mostraban los reptiles, su rostro joven y bien parecido mostraba una expresión segura pero al mismo tiempo triste (esto probablemente se debe a los acontecimientos) su cuerpo musculado y trabajado llegaba a los dos metros, un par de alas similares a las de águilas aparecían en su espalda una de color negro azulado y la otra blanca, sus brazos eran normales hasta la sección del codo del cual salía una especie de espina ósea de unos veinte centímetros y sus manos parecían más que nada unas poderosas garras. Su aura de poder era de una magnitud similar a la de Demoner. Sus vestiduras consistían en una cota de maya, unos pantalones de cuero negro y unos zapatos pesados.
Ambos se mostraban imponentes pero lo más importante era que me costaba creer que aquellos titánicos seres estuviesen parados enfrente de todos con una forma humana, me parecía ridículo, pero lo que me hizo salir del shock casi instantáneamente fue ver que Virus se levantaba por primera vez y comenzó a caminar tranquilamente hacia la que debía de ser Demoner y ella se dio vuelta para verlo mejor, y pasaron unos segundos sin que ninguno de los dos dijera algo, pero al final ella sonrió nuevamente como si hubiese recibido grandes noticias y se volvió nuevamente hacia nosotros.
Entonces escuche a unas palabras que venían de mi derecha, estas tenían un timbre preocupado que rozaba casi con el miedo
-¡Vaya monstruo! ¡Paso por al lado de ellos como si nada, eso no es posible!
Mire a mi derecha y vi a Helios, no lo podía creer ¿Esas palabras habían salido de él? Aquel que se enfrento hordas de monstruos e incluso construyo un escudo mágico para detener el rayo destructor de Demoner ¿Él se encontraba preocupado por algo? ¿Qué demonios podía ser eso?
Mientras yo me hacía estas preguntas parece que el anciano mago se dio cuenta de la mirada ansiosa que le dirigía por lo que trato de sacar el miedo que se dibujaba en su cara, aunque no lo logro completamente ya que todavía se podían distinguir sombras del mismo
-Lo siento chico, mis pensamientos se me escaparon, no me prestes atención.
Pero yo no deseaba permanecer en las sombras, quería saber lo que el mago pensaba, así que tratando de poner todo mi poder persuasivo en mis palabras le dije con una sonrisa para ocultar mi evidente perturbación
-Vamos Helios no puedes engañarme, presiento que tus preocupaciones son graves, por favor compártelas conmigo prometo no turbarme demasiado por la o las respuestas.
El hechicero suspiro largamente al terminar de escucharme y como respuesta él me lanzo otra pegunta
-¿Quiénes estuvieron en el camino de Virus?
-¿Qué quieres decir…?
Estaba por preguntar yo para cuando dirigí mi mirada por donde paso el general enemigo y casi me quede mudo del asombro, cuando el mago negro camino hacia Demoner este lo hizo en línea recta pero esto le hubiese echo pasar demasiado cerca de Umbra y Iris aquellos que tenían auras tan poderosas que serian nocivas para casi todos los seres vivos, y él prácticamente paso al lado de ellos sin siquiera perturbarse ¡Eso simplemente no era posible! Helios después de ver mi cara se dio cuenta de que yo ya había comprendido su punto así que me paso a mano por la cabeza e intentando tranquilizarme comento
-No te preocupes por eso, ahora que terminaron las presentaciones comienza la parte crucial.
Al terminar de decir eso el mago, trate de sacarme de la cabeza mis conjeturas y me dispuse a escuchar lo que vendría a continuación
-Muy bien señores ahora explicaremos las partes del tratado de paz y las razones de porque se a llegado a esto.
Exclamo Ragnareing, pero antes de que pudiese decir una palabra más el fuego que iluminaba la habitación se extinguió en un segundos causando un pánico general ¿Qué había ocurrido? Me preguntaba yo, cuando volví a escuchar nuevamente la ya conocida voz que aparecía en mi cabeza
-Maldición
Dijo esta
-No puedo creer que ese tipo este aquí ¡En el peor de los casos me veré obligado a tomar tu lugar!
-¿Qué quieres decir?
Intente preguntarle yo, pero antes de que recibiese cualquier respuesta apareció “eso”.


De pronto, en la puerta suenan tres suaves toques y Ana que escuchaba con suma atención la historia de Rafael dejo escapar un grito ahogado, y esto causo que la puerta se abriese de un empujón, dejando ver a un joven que no debería de pasar los diecinueve años junto a dos mujeres que a juzgar por sus ropas deberían de ser parte del grupo que trabajaba en aquella posada, una era una jovencita de apenas unos quince, morena de piel tostada por el sol de ojos oscuros y la otra que debía de ser la mayor del grupo era de tez más clara, pelo oscuro y ojos igualmente negros.
-¿Podría saber que desean?
Pregunto Rafael con una sonrisa en la cara, como si lo que hubiese ocurrido no hubiese echo otra cosa más que divertirlo, en cambio los tres que ingresaron se encontraban completamente confundidos por lo que tardaron alrededor de un minuto en reaccionar y la primera que lo hizo fue Ana que dijo con enojo
-¿Qué ocurre? ¿Por qué entran en la habitación de uno de nuestros clientes de esa manera?
El chico intento decir algo pero solo pudo decir unas cuantas palabras con apenas sentido
-Es que… nosotros…
Y como si intentase ayudarlo la mayor comento
-Es que dijiste que ibas a hablar con el recién llegado y no bajabas desde hace unas dos horas nos preocupamos, y cuando tocamos la puerta escuchamos ese pequeño grito nos asustamos y pensamos que te podría haber ocurrido algo.
-¿Ya han pasado dos horas?
Pregunto Ana incrédula, pero antes de que siguiese otro se le adelanto
-¿Y para ver que le ocurría era necesario traer palos?
Esta vez era Rafael el que hablaba, y se refería al trozo de madera que el joven tenia en su mano izquierda, que al escuchar esto rápidamente se apresuro a esconderlo detrás suyo y como si tratase de hacer que no toda la atención recayese sobre él comento
-De todas formas Ana ¿Qué haces aquí durante tanto tiempo? Te necesitamos para que nos ayudes a atender a los clientes, además ¿Dónde esta él cliente original de esta habitación y quien eres tú?
Y esta vez señalo a Rafael con el palo
-Enel no deberías tratar así a los…
Aventuro la elfa pero antes de que terminara la frase, aquel que se encontraba delante de ella con la velocidad del rayo se puso enfrente de aquel que lo amenazaba
-Deberías de aprender algo de modales
Dijo suavemente él extranjero mientras agarraba el palo de la mano de Enel y lo partía en dos con apenas esfuerzo y continuo mientras dejaba caer los pedazos al suelo de madera
-Si no podrías encontrarte con la persona equivocada
-¿Acaso usted me esta amenazando señor?
Dijo el joven que intento hacerle frente, pero unas manos los separaron a ambos, era Ana que exclamo
-¡Vamos vamos, no se debe pelear por estupideces!
Y mirando a los recién llegados les dijo
-Vamos, es cierto que eh estado mucho tiempo aquí es mejor que baje con ustedes.
Ahora dándose vuelta hacia Rafael y dando una pequeña reverencia se excuso diciendo
-Espero no haberle sacado mucho tiempo, por favor descanse
Dicho esto prácticamente empujo a los demás fuera de la habitación, se disculpo nuevamente y se fue serrando suavemente la puerta detrás de ella.


-Demonios Enn-
Que es así como lo llama Ana al joven Enel
-Que demonios te pasa por la cabeza al enfrentar a nuestro cliente de esa forma.
-No lo culpes tanto Ana, todos estábamos preocupados por tu ausencia, desde que te fuiste detrás de ese extranjero que parecía una mole.
Dijo la mayor, y como si tratase de confirmar el punto la menor prosiguio
-Si es verdad por eso es que le pedimos ayuda a Enel…
Pero antes de llegar a las escaleras ella se detuvo mientras que los demás comenzaron a bajar y Ana que se dio cuenta de esto le grito desde abajo
¿Qué pasa Ein? Tenemos trabajo que hacer
Y la chica al escucharla se apresuro a bajar, pero esta vez con cara de seria
-¿Adonde se fue él gigante que se hospedaba en ese cuarto?
-A eso…
A Ana esa pregunta la había tomado por sorpresa y cuando pensaba como responderla escucho a Enel que decía algo por primera vez desde que abandonaron la habitación
-Ese tipo es un monstruo.
Y la elfa tratando de esquivar de esta manera la pregunta de Ein se volvió a Enel y lo interrogo acerca de lo que dijo
-¿A que te refieres?
Y este con gran seriedad le contesto
-Esos ojos dorados, eran realmente amenazantes.
-¿Pero que dices Enn? Sus ojos son negros.
-No, no lo son. Sus ojos…
Y esta vez dejo escapar un resoplido
-Pensé que me iba a matar, realmente si no te metías en el medio no se que pudo haber pasado.
Luego de decir esto él joven se fue a continuar con su trabajo, dejando reflexionando a la elfa acerca de que tipo de eventualidades habría traído a aquel singular extranjero a estas tranquilas tierras y que singular destino le depararía si la historia que le estaba contando fuese cierta
-No termino de contarme la historia… Bueno, veré si mañana lo convenzo de que me diga lo que falta.
Y después de pensar esto en voz alta ella prosiguió a continuar con su trabajo.


-Quisiera saber que es lo que pasa por tu cabeza, tú no eres de actuar de esa manera, aparte recuerda que lo mejor que podemos hacer es mantenernos lejos de los problemas el mayor tiempo posible.
Rafael lanzo una carcajada al escuchar esto y se dejo caer pesadamente en la cama
-¿Y eso es lo que me dice él que de un golpe mando a volar a uno de los clientes de la pozada y que además rompió la puerta principal?
El joven espero una respuesta mientras miraba el techo pero al no obtenerla prosiguió
-Vamos vamos, no te ofendas por pequeñeces, pero tienes razón fui un tonto al actuar tan precipitadamente, tratare de controlarme mejor en el futuro.
Después de decir esto la voz en su cabeza volvió a hablarle
-Debes recordar que existe una gran diferencia entre actuar y actuar en el momento correcto, mis acciones simplemente fueron echas para mantener a las miradas indiscretas lejos de nosotros.
Y poniendo cara de incredulidad Rafael le pregunto
-¿En serio? Yo pensé que eso ocurrió porque estabas de mal humor.
-Deja de jugar niño, o me asegurare de darte una buena lección en tus sueños, oye ¿Me escuchas?
Pero fue inútil el joven ya no se encontraba prestándole atención, su mirada perdida no se encontraba mirando el techo si no que estaban observando los acontecimientos que seguían en aquella terrible noche, que aunque había ocurrido ase tanto tiempo estas traían terribles consecuencias para un futuro que no se encontraba muy distante.

La aparición de “eso” había congelado a todos en sus lugares, nadie se animo a dar siquiera un paso incluso parecía que se todos habían dejado de respirar, solo las deidades parecieron no haber sido afectadas físicamente, sin embargo si parecieron haberlo echo psicológicamente, todas se encontraban enfrentándolo… Enfrente de nosotros se encontraba la cosa más siniestra que jamás había visto, nada se comparaba ante eso, su simple presencia parecía crear distorsiones de la realidad…
Entonces escuche a Helios hablarme, esta vez estaba completamente aterrado su voz temblaba como si estuviese en un lugar increíblemente frió
-Realmente una visión del fin… esto debe ser un sueño… esta sensación del mal tan profunda y cerca…
Y se restregó los ojos con fuerza como si esperara que la visión infernal se desvaneciera al hacerlo, pero al abrir nuevamente los ojos “eso” todavía estaba hay
-Yo soy un poderoso mago y tú lo sabes bien Sebastián, pero contra algo como esto solo nos queda rezar
-No puedo creer que no nos hallan hablado a nosotros de lo que iban a hacer.
Su voz, su maldita voz ¿O tal vez debería decir voces? Cientos de ellas al mismo tiempo, todas y cada una de ellas con aquel acento de terror, miedo, desesperación y odio, era realmente insoportable era como una especie de coro infernal que atravesaba los oídos como si fuesen flechas, no importaba si intentabas taparte los oídos aquella sinfonía salida de los mismos abismos llegaba a la cabeza sin detenerse…
-¿Has venido tu solo Nanopheles?
Dijo Ragnareing, la divinidad se encontraba ciertamente enojada, incluso me aventuraría a decir que furiosa pero no actuó de ninguna manera de forma precipitada.
-Así es, yo Nanopheles e venido yo solo, mi hermano mayor Huroboros, me encargo estar presente en esta reunión.
Y entonces por primera vez pude ver a las deidades preocupadas, parecían temerle a algo, no a aquel que se encontraba enfrente suyo, así que deduje que era a quien aquella aberración nombro quien realmente les preocupaba. Pero en cambio, a nosotros nos preocupaba de sobre manera el peligro que ya se encontraba en frente de nosotros, aquel icono de terror y sangre, y al no poder aguantarlo mi silencio fue quebrado por mi miedo y deje escapar un grito de terror, mientras que al mismo tiempo la voz de adentro exclamo
-Olvida todos tus miedos ¡Yo iré con tigo!
Y de pronto fue como si yo mismo dejara de controlarme y pasara a ser un simple espectador, pero aún así sentí como una enorme fuerza me invadía mientras me lanzaba a una velocidad monstruosa contra mi oponente, en tan solo unos segundos me había olvidado de mis preocupaciones a la par que avanzaba, pero cuando estaba por llegar contra él una brisa del mas allá me detuvo mientras que a la luz de luna pude verlo con claridad y mis miedos me atraparon con toda su fuerza, a que el terror que el inspiraba era tan profundo o incluso mucho myor que el que Umbra nos produjo a todos cuando hablo
-Él… él nos esta mirando…
Fue lo que dijo la voz de mi acompañante mientras que aquella cosa lanzaba un grito y con solo escucharlo perdí todos mis sentidos en un instante mi entera existencia fue consumida por la locura, las estrellas desaparecieron de mi visión como todo lo demás, solo podía verlo a él… una terrible luz entre aquella oscuridad
-Eres valiente al atacar a una de las deidades del caos, aunque pense que tu ya estabas muerto, pero eso ahora no importa ¡Eres digno para pasar a ser parte de mí!
Y entonces… entonces…

Un gran dolor en la cara de Rafael lo despertó de su ensoñación
-¿Era necesario hacerlo tan fuerte?
Dijo el joven mientras veía como su propio puño se retiraba de su cara
-¿Era necesario recordar aquello?
Respondió la voz
-Aparte de que estabas tan concentrado soñando despierto que no fuiste capaz de darte cuenta.
-¿De que?
Pregunto Rafael mientras se levantaba rápidamente y se dirigía a la ventana a ver lo que ocurría, el sol comenzaba a ocultarse dejando un bonito paisaje en aquella pacifica playa
-Probablemente actuaran al anochecer.
Comento la voz
Pero nuevamente parecía que el joven no lo escuchaba
-Que desperdicio…
Dijo este en voz baja mientras dejaba escapar resoplido de resignación
-¿A que te refieres?
-Ya es muy tarde para escapar, ellos se encuentran en los limites de esta aldea, por eso digo que es un desperdicio, probablemente este pueblo no vera de nuevo sus hermosos amaneceres…
La voz no dijo nada por unos momentos pero luego volvió a hablar
-No hemos podido descansar mucho, pero al menos pudimos de disfrutar de una comida caliente en mucho tiempo así que podremos usar bastante de nuestra fuerza, sin embargo lo mejor que podríamos hacer ahora es prepararnos para la casería nocturna que se avecina.
Apenas termino de escuchar esto, Sebastián se alejo de la ventana, pero esta vez tenía un brillo de resolución en sus ojos que ahora eran de un dorado intenso, en los que no se veian rastros de piedad.

Fin del capitulo 7 de la leyenda del León
Continúa en el 8: Casería nocturna.


PD: Me habia olvidado mencionarlo pero Sebastian es el segundo nombre de Rafael.

Texto agregado el 02-08-2010, y leído por 188 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
06-09-2010 Muy bien llevado el ritmo, y los cambios en la narración. Pudieron haberse tornado confusos, pero supiste manejarlos correctamente. La historia es interesante y cautivadora en ambos planos, presente y pasado, y la intriga sigue presente. Solo tengo una pequeña confusión. Me desconcierta el nombre de Sebastián. ¿No era Rafael? En fin, muy bien logrado... Me quedo con las ganas de seguir leyendo. Tewen
03-08-2010 Valio la pena la espera. Toda la emocion continua y el misterio aumenta. Un final bastante misterioso y dramatico. Me encanta esa oposicion de las personalidades entre Sebastian y la voz que escucha. Sigue escribiendo asi que ya quiero saber que esta a punto de ocurrir y que ocurrio. silverdragonlord
 
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