Un frío y oscuro silencio se apoderó de mis pensamientos,
yo leía y releía en los muros del sufrimiento,
unos muros hechos con sangre, pero sin miedo:
“ piedra a piedra venceremos” pensaban quienes los construyeron,
“que aunque nosotros muramos ellos gritaran al cielo”.

Estos muros de piedras que sangran
encierran lo que nunca nadie imaginó:
“Unas argollas tatuadas con el dolor del menor,
quedan clavadas en los sótanos de este campo de concentración.

Y pensar que los recibió la esperanza de un barracón…
Hoy sólo quedan piedras y palabras escritas en el idioma del que murió.
¿Y si después de tantas palabras susurradas
se lleva el viento su dolor?

Cuando desciendes por la escalera de la muerte,
construida con miedo, sangre, hambre y terror
podrás escuchar el reflejo de sus lamentos
en el fondo de un lago donde la muerte era la esperanza
y la vida la desesperación.

¿Y si después de tantas palabras
alguien duda de este infinito horror?
Si dudaran, digo, que pregunten, que pregunten a su dios,
dicen estaba presente para darles su bendición.

Y si después de tantas palabras …


Chús