Un día el Gran Espíritu contemplaba como un poblado de indios peleaban y peleaban, unos por sus caballos, otros por sus cosechas o por la caza. Pensó¿Como podrè hacerles ver la abundancia de este Universo y que son portadores de ella? Entonces surgió la solución, poner en los animales sentimientos humanos. Empezaron a querer ser el animal que no eran y a no sentirse bienen sus propios cuerpos.De un momento a otro el caballo deseo ser castor,sintiéndose cansado de cabalgar y pensando que la vida del castor era más interesante.El mapache cansado de andar a cuatro patas quisó volar como un halcón.La tortuga hasta ahora orgullosa de que en su caparazón brillase el sol se sintió lenta y pesada,quisó ser ligera y veloz como un lince y el búfalo anheló desperenderse de su enorme cuerpo para poder volar tan alto como las águilas. Una noche de alborozo decidieron ir a quejarse hasta el Gran Espíriu para así poder convertirse en el animal que deseaban.Fueron hasta una colina desde la que se divisaba la estrella del norte, su morada y le llamaron.Ël acudió y les dijo que no se preocuparan, que al despertar verían cumplidos sus sueños. Al amanecer todos se sintieron felices habitando este nuevo cuerpo que ahora les acogía. El tiempo pasaba y las incomodidades fueron apareciendo.El que había sido caballo y ahora era castor anhelaba sus carreras y se sentía desdichado.Los que ahora eran aves apenas sabían volar y sus cantos eran torpes y desafinados. Los que fueron bisontes y ahora eran águilas tenían miedo de volar tan alto y su ser no se acomodaba en el nuevo cuerpo. Apesadumbrados y tristes vagaban de un lado para otro sin entender lo que les estaba pasando. El desorden dio paso al caos, la armonìa se habìa roto, todos querían recuperar su origen.El descontento trajo las peleas y la lucha, el ambiente era hostíl y ruidoso, faltaba la calma en el mundo animal.El Gran Espíritu al ver este caos decidió que la lección estaba aprendida y decidiò que tras el sueño todo volvería a estar como antes. Al despertar la pradera volvió a estar en calma, todos lo animales recuperaron sus propio cuerpo y no se acordaron de nada.Tan solo se percibiía una ligera sensación de gratitud en el canto de los pájaros que anunciaban el nuevo tiempo.El castor trabajo con más ahínco y vigor,sintiendo la tierra y sus habitantes,el galopar de caballo fue rápido y ligero, la tortuga brillo màs que nunca y el retumbar del bisonte era tan potente que hacía que la tierra retumbara como un tambor.Asì el Gran Espíritu desmostró a las Consciencias que pueblan la tierra que cuando hay ignorancia del Ser se sienten infelices. Estos aprendieron la esencia del conocimiento,comprobando que la alegría está dentro de nosostros.En lo alto de una montaña, observante, se hallaba un viejo chamàn.Era poseedor del Don del Äguila, pudiendo ver más hallá de las formas.Pudo ver la confusión en el mundo de todos los días y comprendió que la infelicidad la producía la ignorancia del Ser.Sabía de las capacidades del ser humano y confiaba en que pronto despertase que cada uno todo lo bueno que llevamos dentro,el gozo, la alegrìa,la belleza, la magía, la unidad, la comprensión y sobre todo el amor.Vió como todo esto había despertado en la pradera,estaba contento y satisfecho, su Ser había descubierto la posibilidad de hacer realidad sus sueños.