El fuego se extinguió de frío
solo cenizas quedan del ayer,
solo un poco de ron y pan
que nos adormece juntos.

La noche se fundió triste
con el olvido gris nostálgico,
torturando los besos ardientes
que aun palpitaban sedientos.

Lejos está la casa con su jardín,
los sueños de aquellos días se alejaron,
las horas de tanto amor se perdieron
relegadas como la noche, todo fue.

Aturdidos vagamos aun en la oscuridad,
en el incierto azul que nace pleno de azares,
somos dos gotas de ese néctar rubio sol,
dos legendarios amantes convalecientes.

La vida todo a prestamos lo nuestro,
todo aquello que derrochamos
que no supinos vivirlo, se lo llevo,
ahora sin caminos por andar
bifurcamos las huellas, regresamos.

MARÍA DEL ROSARIO ALESSANDRINI.