Tengo tus sabores todavía en mi boca. Tengo tus olores todavía en mi nariz. Cada día te amo más, aunque me duelas. Me duele tu tango melancólico. Me duele tu celeste y tu blanco. Tu bandoneón que escucho en mi memoria a cada instante. Tus bailes me florecen en la piel. Recuerdo tus calles y tus baldosas. Recuerdo mis pies recorriéndote, queriendo flotar para no lastimarte, y pisarte tan fuerte para quedarme en ti. Mi mente recorre mil veces lo que mis ojos vieron. La avenida Corrientes, yo en ella, y mi flaco y alto favorito a lo lejos. Mi obelisco amado, con su firmeza, con su presencia, con su nostalgia. En cada taxi te recuerdo, en cada subte, en cada bondi, en cada atardecer caluroso, en cada día frío, en cada taza de café con leche, con medias lunas y manteca.
Tengo a la 9 de julio en el corazón. Me invaden frases hermosas “Porque amás Buenos Aires, y es mutuo” “Tango que me hiciste mal y sin embargo te quiero” “Siempre se vuelve a Buenos Aires” y me haces mal y te quiero tanto. Tengo tus besos en la piel, tu aire acariciándome lentamente. Tus librerías cruzándose por mis caminos, tus cafeterías, tus extranjeros. Tus amaneceres llenos de gente, tus pampas recorriendo carreteras. Amo tu música y a tus músicos. Amo a tu gente y la facilidad con la que te vuelves mi patria y la de otros. Quiero un futuro contigo, un pasado y un presente. Tu cultura me enloquece, tus películas, tus guiones, tus creadores. Me enamoro de tus formas y de tus errores.
Mi sangre se vuelve vino, y mis ganas cerveza. Mis movimientos se vuelven tango, samba y chacarera. Mis letras se vuelven Cortázar, Borges y Figueras. Mis colores se vuelven Caminito y la Boca. Mis apellidos tu historia, tu dolor. Mi recuerdo tus fotos, mi tristeza tu lejanía.
Me dueles Argentina, pero te amo.
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