Inicio / Cuenteros Locales / depth / Negocios
El dinero quedó en la mesita de noche.
El silencio en la lámpara, como un escupitajo
luminoso. El miedo ya se arropaba, se desarropaba,
ya se caía de la cama, ya se escondía de si mismo.
La música cayó como un huevo en el mosáico, se estrelló,
se partió en mil pedazos y se acuñó en la lámpara
para hacerse silencio.
El deseo, que había sido hondo y abundante, se derritió
en las sábanas hasta confundirse entre sus arrugas y sus
sombras. La noche ya no era más que un lóbrego nido de
gemidos y caricias no muy costosas.
En la calle alguien cantaba una canción con algo de ritmo.
Pasaba lentamente, y en su voz la vacilación me hizo
pensar que alteraba las letras.
Un auto arrojó luces por la ventana, y el cuarto recobró
algunos tenues colores.
Entre esas siluetas grises te ví perdida en algún sueño,
largas tus piernas y delicadas, y tu pelo ya no se distinguía
entre las sombras que, al alejarse el carro, ya retornaban
al infinito.
Tomé mi billetera, mi maletin de piel, mi soledad;
y sin mirarte siquiera cerré la puerta para adentrarme en el olvido.
|
Texto agregado el 28-07-2010, y leído por 136
visitantes. (0 votos)
Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login
|