pena rueda por mi trena, va rodando va y me quema, sentidos embotan mis oídos, no reduzcas mi mitad a nada, no queda más que aquellas gotas húmedas en el sillón secaron ya hace lustros, nadie acuerda con el señor de traje oscuro, como llegar a enamorar a tu almohada, ese hilo que te besa enardecido, que se prende y notas su calor en la noche reducida a un suspiro entrecortado, que te aleja te transporta, ya no estás, ya eres mía, estás conmigo, te acordaste, de este fuego, de este tonto, de este ombligo, de tu amigo, que te arropa en la distancia, con un manto hecho a mano con mis pies, que te acuna, que te canta una nana, que te besa, en párpados cansados, y te abraza, te deja suavemente entre los lienzos, y no te quita ojo. y al día siguiente no me verás, pero el calor de esa hebra de algodón 100 por 100 en tu mejilla deja un beso enamorado cuya huella seguirá hasta nuestro próximo encuentro sin vernos |