Fernando es un cuento interminable
Exquisito y dulce como una tarde
Entre dulces y chocolates
Mi pequeño cosmonauta
Que me trae claridades y brillos de luna
Con sus ojos de poeta descubriendo el mundo
Mi pequeño hijo fragmento de esta vida
Trozo de mi propia vida
Soplo mágico del universo que no veo
Sus manos inquietas hacen y rehacen
Sus palabras cuentan e inventan
Y sus pies pequeños al lado de los míos
Se afirman de a poco en cada vuelta del mundo
Hijo amado y soñado
Que cantas a la vida
Que ríes y alegras mis días
Estos días, a veces oscuros e inciertos
Pero junto a ti; suaves y fascinantes
Texto agregado el 24-07-2010, y leído por 128
visitantes. (1 voto)
Lectores Opinan
27-07-2010
Bellos versos... gracias por tu visita, saludo y mis *****... giselle_williams
27-07-2010
Creo que el mejor regalo que los hijos pueden tener es el amor de sus padres, y que mejor manera de amarlo que dejandole un pedazo de ti en cada letra. Una poesía muy bella, al igual que tu hijo. pintorella
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