Excusas hay en sus piernas, y así van, marchando como rebaño por las calles de sus mentiras, se extienden a lo largo y a lo ancho de esta tierra seca, no la palpan, no se arrodillan como el indio para alabar su gracia, la pisan, sin sentir que cada paso insensible, la convierte en piedra.
-¿Dónde iremos cuando la ignorancia se abra a nuestros pies, y nos convierta en polvo?-
Nuestro tiempo es el reflejo de nuestro pasado.
Y el eco de la Naturaleza llora.
Ellos no pueden oírla, están ciegos, recortando resplandores artificiales.
Las nubes, traen la tormenta prometida, y nosotros, seguimos en la brumosa y ulcerada mediocridad del ser. Entran en mí, los crímenes impuros del pasado, pieles blancas y negras se me escurren por la carne, que en su color no se reconoce.
-Y es desolador entender, que las árboles tiemblan y los animales lloran-
Mientras tanto, nosotros, inventando excusas en las piernas, marchando como rebaño hacia la destrucción.
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