Debería olvidarlo todo, coger esa maleta que yace ausente en el rincón de mi habitación y marcharme. Despierto sin su calor, me levanto de la cama y salgo fuera, a la terraza. Enciendo un cigarro, observo el cielo anaranjado, todos se están divirtiendo abajo, y yo aquí, tan sola. La noche se escapó de entre mis dedos, volví a caer en la trampa, atada a la tela de araña. Me duele el pecho, la cabeza, me duele todo. Las sábanas están arrugadas, la almohada manchada de carmín, de mis besos. Huele a Hugo Boss y a sudor. Su camisa permanece tendida con los brazos abiertos, rompí sus botones, el deseo mordió la carne.
“Mira el cielo, no mires".
A lo lejos se oye una canción.
“HAVEN´T SEEN YOU IN QUITE A WHILE, I WAS DOWN THE HOLD JUST PASSING TIME LAST TIME WE MET WAS A LOW-LIT ROOM, WE WERE AS CLOSE TOGETHER AS A BRIDE AND GROOM"
“¿NO TE DISTE CUENTA EN ESTE TIEMPO QUE ESTABA ESPERANDO, PASANDO EL TIEMPO?,
LA ÚLTIMA VEZ QUE NOS VIMOS EN UNA HABITACIÓN POCO ILUMINADA
ESTÁBAMOS TAN CERCA COMO UNA NOVIA Y UN NOVIO."
Suspiro, ¡que tonta soy!, clavé mis ojos en esa presencia viril que se hallaba justo enfrente de mí, apoyado en una pared, me fijé en los rizos negros que le caían sobre los ojos, aquellos ojos. Y en esa mirada, ¡maldita mirada! Subí con el la escalinata de platea alta, devorándonos con palabras, amándonos en secreto. Estúpidos flechazos del corazón. Romeo decidió morir y sostenía a su amor entre sus brazos, una Julieta con rostro ceniciento entregada a una falsa muerte, y yo... yo me sentía como ella, y él... era como Romeo. Me recliné en la butaca y le dije “vente”. Cogió con fuerza mi mano, no tardamos en llegar a casa, ya no pude escapar, todo sucedió demasiado deprisa. Le entregué mi alma, mi cuerpo, me fundí en su boca, degusté su rosada y gruesa lengua, tentadora, ardiente y musgosa. Mordió delicadamente mis labios con los suyos, y me conquistó con cálidas y aterciopeladas palabras, las susurró en mi oído, acunándome con sensibilidad. Sentí su miembro dentro de mí, duro, caliente, moviéndose lentamente, después frenéticamente mientras mis piernas temblaban sobre sus hombros y yo me arqueé bajo él, gimiendo, aullando de placer. Me dejé engañar por su pasión “Eres mía, y yo seré tuyo", mentiras, nada más que mentiras.
Apago el cigarro, empieza a hacer frío, aunque quizás es que la soledad hace que mi piel se vuelva gélida. Mientras la canción llega casi al final.
“I KISSED YOUR LIPS AND BROKE YOUR HEART YOU"
“BESÉ TUS LABIOS Y ROMPÍ TU CORAZÓN"
Y lo partió en dos, la herida aun sigue yaciente, una quemazón aprieta mi garganta, los restos del último trago de vino aún sigue en mi aliento. Decido ponerme su camiseta que se le quedaba tan bien, ceñida a su torso, recuerdo como la rasgué, sedienta y poseída por ese fuego que invadía cada parte recóndita de mi cuerpo. Decido vestirme, cojo el vestido azul de anoche, me recojo el cabello, perfumo mi cuello con unas pocas gotas de hechizo, hoy olvidaré todo lo que él fue para mí.
El teatro representa esta misma noche, el fantasma de la ópera. Las luces se apagan, el telón se levanta y allí esta la chica, cantando, siendo inmune a ese ser misterioso que la acecha en la oscuridad. Noto un escalofrío en mi cuerpo, un soplo de aire recorre mi columna vertebral. Cuando me giro veo su estampa varonil apoyada contra la pared, aguardando, esperándome. ¿Cuando me dejará en paz? De pronto esa sensación de querer desprenderme de él se desvanece, mi cuerpo lo reclama de nuevo, odio el pequeño dolor que atraviesa todos mis sentidos. Quiero beber de su piel, de sus labios, y él sabe perfectamente lo que necesito. Se acerca vacilante a mí, con esos andares seguros, y yo... no puedo controlar el temblor que vacila en mis entrañas y en ese incomodo sudor que se va evaporando entre mis manos. Él se inclina hacia mí y me susurra: salgamos.
Esta noche volveré a ser la esclava de su sensualidad, esta noche me abrumaré con su sabor grotesco a vino. Y dejaré una vez mas que mis labios quede a escasos centímetros de los suyos, tentando a otra noche desprovista de una pasión loca y acelerada.
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