Necesito creer...


¡Y claro que creo!
Creo en -casi- todo…
-¿cómo no creer?-
en el amor que resalta tu iris,
en el beso que me diseña tu boca,
en tus dedos modelando mil caricias,
en tu ceño plegado que la verdad evoca.

Y en el mundo,
creo
en la alegría de los niños, jamás empañada,
en el recorrer, sin trabas, el camino de los viejos
y en la escolta de la sangre nunca confinada…
Que el cuerpo con los años no envejece,
se añeja y es otra la sapiencia prodigada.
En el amor constante de Dios
que protege al marginado…
al herido , al enfermo, al desahuciado;
en la capacidad del pobre de no rendirse ante ello…

Creo
que la vida no es sólo esto
y algo superior me espera en algún lado…
mientras creo,
-Ya que no logro sospechar otro prospecto-.

Y me dicen…”no es factible…
es muy necio pretender que todo es bueno”.

Más necesito creer que es posible,
ya que mi pecho se resiste a interpretar
y si no creo…
para perdurar me faltaría el aire.