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     A. R. D. J. M. 
 
 
Como un germen dormido 
permaneces en mi mente  
pareciera ser que soy todo tú. 
Siempre caminas conmigo, eres  
mi sombra, pues a donde voy 
allí estás tú, pero vedada. 
¿Por qué no puede ser al revés?  
¿Por que será que no soy yo el  
que siempre esté en tu mente? O 
¿será que yo lo desconozco y 
siempre estás pensando en mi? 
Si así fuera, ¡que alegría  
y que restallo a mis oídos! 
¿recuerdas la vez aquella que  
estabas en Sudamérica y que al  
hablar contigo te confesé que tu  
aroma seguía en mí tan fresco 
como la vez primera que besé tu  
cuello? ¿Lo recuerdas? 
Quiero decirte que sigues estando 
en mi mente y que has sido causa de  
desvelos y locuras trasnochadas. 
Mentiría si te dijera que te he olvidado  
o que me he olvidado de ti por  
un momento. No quiero olvidar  
la dulzura de tus labios, ni el olor de tu piel.  
Han tocado a mi puerta falsas  
vendimiadoras para ofrecerme  
historias nuevas. Las he rechazado. 
Recuerdo esas maneras tan tuyas que 
son únicas de aquí hasta donde haya podido llegar  
el hombre, esa persona que eres siempre y 
que no hay ni existirá en nuestra era una igual a ti. 
Cada jueves que camino, siento que vas conmigo  
volteo y son  personas extrañas que jamás  
he visto y que jamás volveré a ver. Eso llega a cansarme pero me divierte, me ha tocado el no estar contigo y  no encuentro donde encontrarte,  
ni hay miradas en que pueda reconocerte  
presto mis ojos al destino para ver si él  
puede encontrarte y darme razones de ti 
para dar placer a mi alma, ¡tú eres mi Alma! 
invento algunas tisanas, palabras, besos,  
huesos, piel, araucaria, palmera, hoja santa, 
recintos frescos, memorias de añoranzas tenues 
y racimos de besos que me diste sin embargo no  
logro sanar. 
 
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