Desgracia grande la mía
haber perdido la nariz
por seguir el aroma de una muchacha en celo
ni alcance le di
pero las ganas sobraron
a veces se pierde mucho por alcanzar poco o nada.

Desgracia grande la mía
recordar tus ojos en esta noche amarga
en que la lluvia se arropa de silencios
y el frío es un asesino esperando en la puerta.

Desgracia grande la mía
vivir en una casa muda
donde las guitarras cuelgan ociosas
en una pared con heridas de adobe.

Desgracia grande la mía
no ser reconocido por mi estatura
y caminar anónimo
por calles donde la gente brota como callampas
y emergen rudos los rostros del tren subterráneo.

Desgracia grande la mía
no poder parar las náuseas
ni los orines ni las fecas
en tanto veo este mundo feo como sapo
y arranco a las enaguas de mis soledades.

Desgracia grande la mía
haber nacido por cesárea
y no haber sido bañado por la sangre de la vida.