Dicen que el amor es un vino soberbio del año egoísta. Uno de tinto, idealista y uno dulce que siendo casi de la bodega inextinguible, tiene sabores de esencia espiritual. Dicen que el amor es un trago amargo a veces, con los sabores más divinos del oráculo, casi una bebida de los dioses, que revela éxtasis y frustración. Dicen que el amor tiene su vertiente en la luna y hasta su propio planeta con sol. Pero está oscilante en el Ser simple es complicado. El amor es simple y a la vez complicado cuando las estructuras individuales han hecho de la historia personal una complicación casi acompañada por uno mismo. El diario del espejo donde los reflejos con miserias que no queremos aceptar. Conocerse no es fácil, y crecemos que la superficie nos hace conocer. Sólo el amor puede salvar al hombre de una soledad fragante desinstalada, individualista, insuficiente, e implacable necesidad de vivir cuando está acompañado. Aceptarse, conocerse, verse y a su vez reconocerse, proyectarse, relacionarse y comunicarse mejor, desde uno mismo hacia los demás.