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Quinta Parte del Cochero

Encontró en el suelo a una joven tirada dentro del depósito. La muchacha atontada no podía hablar mucho. El contorno de su boca estaba con varias líneas de expresión, denotaba un envejecimiento prematuro. Su cutis reseco y sus ojos muy pequeños de color oscuro al igual que sus cabellos. Hanny notó en sus actos y movimientos, los mismos síntomas que los demás, debilidad. Levantándola se dio cuenta que sus músculos no tenían fuerza. La detective, en su interior, sentía pena por ella (lástima). La hipopótama le preguntó:

-¿Puedes caminar?

Ella asintió con su cabeza y, apoyándose en su hombro dio algunos pasos. Al instante recordó a Bluma y de que forma su llanto de estupor, en no poder dar descripción alguna, de cómo era (pero Hanny Mandy sí lo sabía).
La hipopótama le preguntó nuevamente su nombre, y ella apenas balbuceó:
-Facy Hungry…
-¿Qué haces aquí?- interrogó la detective.
- No lo sé…-respondió desconcertada- he hecho cosas sin sentido y no se por qué estoy aquí- tomó una pausa y prosiguió- Mis músculos no responden…
-¿Has notado algo extraño?
- Si, pero…- balbuceaba con voz entrecortada mientras respondía a cada pregunta.
- Podes decírmelo, confía en mi, soy detective

Facy no emitió palabra (pero su silencio era más que evidente). La hipopótama miró a su alrededor y notó que había bolsas apiladas una arriba de otra y se encontraban próximas de donde ellas conversaban. Lentamente, estiró su brazo y con un golpe, la bolsa de arpillera se abrió. Era impresionante para la detective ver el contenido, esa gelatina viscosa que chorreaba y se desparramaba por el suelo. En un principio se asustó, pero luego se dio cuenta al acercarse a la viscosidad que se utilizaba para fumigar con fines hacia las plantaciones de las tabacaleras. ¡Era un veneno!
Al esparcirse eso haría estragos a las plantaciones, traería infinidades de consecuencias y se alojaría en el ambiente.
Hanny Mandy la llevó caminado despacio mientras la muchacha se agarraba en su hombro hacia fuera (se dirigieron al hotel Bscrowt donde la esperaba Bluma). Rápidamente, cogió el móvil y llamó a su macetero Margot, la cual buscaría en la base de datos del ordenador la información para ser confirmada.
Los daños cerebrales que dejaba ese alucinógeno, costaría demasiado restablecer a las jóvenes, especialmente en Facy.
Hanny tenía demasiadas cicatrices, demasiados disparos, por eso la hacía la mejor y tan buscada detective.
Sabía que en su interior más de una vez, hallaba esta clase de gente, obsesionada por el poder que no aportaba nada a la humanidad, solamente su destrucción. En tantos casos que ella presenció también oyó, que cuando la vida le da la espalda debía…
Preferentemente Hanny no quiso terminar de decir lo que había escuchado. Pero como todo lo que proviene de las alturas se escucha de todo.
La Hipopótama gritó fuerte:
- ¡Hay seres que no aportan nada, obstaculizan la evolución de nuestros anhelos, proyectos, cambios, son seres que quieren demostrar algo que ni ellos saben por qué!
Hanny, discando su celular, llamó al patrullero para que las chicas tuviesen sus cuidados. Para la Hipo este caso había concluido. El Cochero en realidad estaba dentro de tu mente al ser provocado por los alucinógenos que esparcían en el medio ambiente. Tomó su boina y se la colocó mientras se decía a sí misma en camino al aeropuerto:
-No dejes que nadie quiera hacer de tu vida, TU AMO.

The End.

Texto agregado el 20-07-2010, y leído por 70 visitantes. (0 votos)


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