Se bien qué es lo que quiero y me siento completamente perdida.
Al parecer la ironía no quiere dejarme nunca.
Tanto tiempo sufriendo por no saber el camino, por no saber qué pedir, por no saber qué hacer, por no saber… en fin, por no saber tantas cosas; y cuando por fin se algo, cuando se que moriría por tener solo una cosa, la vida la pone en frente, la acerca hasta casi tocarme, me deja percibir su aroma hasta empaparme de él, todo, absolutamente todo me deja ver, pero me impide tenerla, me impide incluso tocarla.
Y aun así, sabiendo que no puedo tenerte, me ciego por un instante y no me importa el mañana; no me importa que al final del día muera por escucharte de nuevo, por verte, por tocarte, por saber algo de ti. No me importa y decido arriesgarme, te busco y disfruto lo poco que tengo a mi alcance, me olvido de lo demás, ya me preocuparé luego, cuando la conciencia me atormente y me diga que no debo hacerlo más, que no puedo pensarte, que no debo soñarte…
Pero ahora, ahora no, ahora lo que quiero es disfrutar cada segundo que paso cometiendo este error, ya después me ocuparé de enmendarlo, o mejor aún, de olvidarlo. |