Abrazada por la bruma, y arropada por una simple y delgada estola que dejaba ver su desnudez y los hilos de sangre que corrian por sus piernas, caminaba Margarita por el estrecho sendero que llevaba a la capilla, sus ojos estaban irritados de tanto llorar y la mirada simplemente perdida, los pies sucios y cortados por las piedras del camino, nada le importaba, con una mano sujetaba el nudo de la estola sobre su pecho, en la otra un cuchillo enorme y brillante. Cualquier psiquiatra la hubiera dictaminado como un "caso urgente", cualquier otra persona la podria ver como loca y huir de ella, cuaquiera menos yo, la vi pasar y llore, pero no de pena por ella, llore de alegria, porque sabia que al fin iba a haber justicia, sabia lo que le habia pasado, yo tambien pase por lo mismo, pero por cobardia calle mi pena, la ahogue en mi pecho; en ese momento decidi seguirla... Margarita apresuraba sus pasos, a la salida del pueblo estaba la capilla, y dentro de ella, el monstruo ese al que todos llamaban "Padre"... a ese que Margarita, yo y algunas otras muchachas del pueblo le habiamos servido como manjar de medianoche, a ese ser asqueroso que tapaba sus horrendos pecados detras de su sotana... Ella se sorprendio cuando la ayude a abrir la puerta de la sacristia, no se habia percatado de que la estaba siguiendo, pero inmeditamente se dio cuenta que yo estaba de su lado, y que la ayudaria a lo que fuera, el, dormia profundamente, desnudo, en su pene, aun quedaban huellas de la inocencia y la sangre de Margarita, ella alzo el cuchillo y se quedo asi con el brazo en el aire por un segundo, yo puse mi mano sobre la de ella, y las dos empujamos con una fuerza que solo la ansiada venganza pueden obtener, mientras le acuchillabamos una y mil veces, lo unico que salia de nuestros labios al unisono, era, "En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espiritu Santo, Amen...Amen...Amen"...
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