A Nancy de Cárdenas Tabasco
Hoy lo sé: soy alegre.
Me contentan el ruido y el silencio,
las noches me contentan y los días,
la voz, el cuerpo, el alma, me contentan.
Cuando me he despedido de ti
después de un día de tenerte,
y camino de gusto por las calles,
ay, como compadezco
a los que tú no amas, que no saben
y me dan ganas de abrazarlos
a todos, de gritarles que la vida
es buena; que tú vives que debemos
obligatoriamente ser felices.
O de echarme en el suelo, boca arriba
con los ojos cerrados
y cuando alguno llegue a preguntarme
si algo me pasa, contestar: "es sólo
que soy feliz porque la amo"
Y tú, que tanto tiempo me ocultaste
lo que era yo, al sentirme pensarás
que soy bueno o que estoy loco,
y desde cerca o desde lejos, me mirarás
compadecida, y sonreirás
tendiéndome la mano.
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