Ves que nada resulta, que todo se viene abajo, todo lo que quieres se escapa de tus manos y tratas de atraparlo con las yemas de los dedos, pero de nada sirve, ya se fue y no sabes si algún día volverá, si algún día volverás a sentir la dicha que te regalaron esos recuerdos que ahora son vagos. Nada queda, el recuerdo es lo único que tienes para poder respirar y mostrar al mundo una superficial sonrisa para que no pregunten, para que no digas.
En estos momentos es donde los recuerdos que creíste enterrados surgen nuevamente, ahora, cuando menos los necesitabas, están ahí, latentes. Es en donde divisas algo que no creíste tener, ves personas que no quería admitir que existían, ves cosas que creíste fueron opacadas por los malos acontecimientos y entonces, sólo en ese entonces, vuelves a sentir, vuelves a vivir y desear salir adelante, querer hacer lo que anhelas y vivir de lleno la vida que te arrebataron, que tu mismo(a) quisiste y diste tu consentimiento de que te la arrebaten.
Golpéate con una piedra en el pecho y admite que fuiste la o el culpable de que te pisotearan, pero todo eso cambia cuando uno se lo propone, cuando uno se dedica a alcanzar sus metas. Cuando quieres puedes y no hay quien detenga ese deseo de seguir caminando, corriendo hacia donde tú y sólo tú quieras. Estás para algo grande y vives para averiguar que es y mueres satisfecho si no te dejaste aplastar por otros. Este es el sentido que yo le doy a la vida y creo tener razón.
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