Lo hubo, pero por una milésima de segundo, después… sólo trance, indoloro, sin sentir, sin odio, sin rabia, sin amor, sin un ‘te quiero’, sin un ‘vuelve’, nada. Sólo una sonrisa dibujada y una lágrima perdida en no sé donde. Todo se fue, nada volvió, nunca lo hubo, nunca estuvo. Recuerdos encerrados en un bloqueo mental.
Dar la media vuelta con la mirada perdida, careciendo de motivos para llorar, careciendo de motivos para reír, encerrando lágrimas, alegrías, odio, todo posible sentimiento. Él se fue con todo, dejando en ella todo lo que no era, dejando en ella el eco de una carcajada, la humedad del llanto, la calidez nebulosa de un abrazo, rastros ya nulos de lo que solía darle la candidez característica de aquella. Vacía.
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