La enfermedad de Medusa.
Para diciembre del año 2035, el día 13, fue diagnosticado el primer caso de la Enfermedad Gorgona, o Medusa. Un hombre de cuarenta años llegó al centro de salud, quejándose de no poder moverse, pero los doctores –tras realizar numerosas pruebas –no encontraron el origen del mal; pensando pues que era algo neural, el sujeto fue enviado con un especialista: un neurólogo. Como los demás doctores, el neurólogo no localizó el origen del mal. Dos días después el sujeto: Ramiro Suárez volvió para que le vieran el brazo; todos quedaron pasmados al ver tan increíble imagen, casi salida de la mitología griega, el brazo de Suárez estaba convertido en piedra, solidificado hasta su última hebra y célula.
Suárez fue colocado en la más rigurosa cuarentena. Vinieron médicos y científicos de todos lados, de los países más impensables para ver el prodigio médico. La enfermedad avanzaba progresiva y exponencialmente, a la semana, ambas piernas de Suárez eran sólidas y mantenían la forma sin movimiento alguno.
–Desperté y mis piernas estaban frías, quise levantarme para coger una frazada cuando algo me movilizó, sentí una descarga de energía en el cuerpo y me tumbé; el dolor no cedía, el dolor aumentaba y momentos después las piernas se habían vuelto piedra. –dijo Suárez entre sollozos de miedo y tristeza.
Los médicos “cortaron” partes pequeñas de los miembros solidificados y buscaron exhaustivamente la razón de tal padecimiento.
Nada ocurría, nada con prontitud.
A las nueve con diez de la mañana del día 22 de diciembre de 2035, la enfermera en turno asomó el rostro por la ventana sellada herméticamente y vio la estatua que era Suárez, se había vuelto en piedra por completo.
– ¡Es una terrible tragedia! –decían los diarios de todo el mundo.
– ¡Medusa, Medusa, Medusa! –se decía en las calles con entusiasmo y cierto matiz de miedo.
El cuerpo de Suárez fue llevado a observación por varios días más, hasta que el día 24, una mujer se presentó con un dedo mutado en piedra, esa mujer era la esposa de Suárez, Adelaida de Suárez.
– ¿Cómo ocurrió? –preguntó ella. Los médicos deliberaban, asombrados.
– ¡Es horrible!, ¡Es una enfermedad que se transmite! ¿Pero cómo? –dijo un doctor regordete y con bigotes canosos.
– ¡Es peor de lo que pensábamos, no era un caso aislado como teníamos en cuenta! –dijo otro hombre.
Adelaida Suárez paseaba la mirada por el salón, viendo a los aterrados doctores.
11:12 am. Día 27 de diciembre de 2035, Adelaida fue encontrada convertida en estatua. Andes de morir la señora de Suárez escribió:
“Quiero ser enterrada junto con mi marido”
La voluntad final de la señora fue cumplida.
Día 29, mismo mes. Los casos de la Enfermedad Medusa eran cada vez más frecuentes. Pronto había un millar de personas a tres kilómetros a la redonda de Xalapa Veracruz con los síntomas de la enfermedad: dolores en el pecho, pesadez en los miembros, espasmos y por último el síntoma afirmativo, que era la solidificación de algún miembro o extremidad. Después, todo Veracruz estaba en cuarentena, había alerta máxima en los países próximos a México, especialmente los Estados Unidos de América, los cuales cerraron sus fronteras.
La enfermedad era cada vez más violenta.
Ya se veían animales domésticos en las calles tan sólidos como cualquier piedra en el río.
Ya indigentes inmortalizados con las manos extendidas, pidiendo limosna para siempre, con el dejo de una mirada aún triste y cargada de derrota.
Ya hombres que regaban los jardines, ya mujeres cocinando y conservando la imagen de horror al ver el aceite que había saltado, ya los niños jugando en los parques, ya estudiantes sentados en las butacas frente al profesor que señalaba con el dedo la pizarra, ya los conductores embobecidos por el tráficos lento, ya las aves paradas en las ramas de los árboles, ya los ancianos viendo el azul de cielo, ya los hombres que abrían las puertas de sus casas para entrar, ya los gatos enroscados, ya los perros en posición defensiva. Ya todo mundo.
Xalapa era una ciudad Muerta.
En todos los medios de comunicación resonaba: Medusa.
Algunos periódicos señalaban: ¡búsqueda Perseo!, la cura de la enfermedad Medusa.
Para agosto del año 2036, todo el país de México y E.U.A estaban poblados por estatuas. Sudamérica había puesto Ley marcial. Nadie debía pasar las fronteras. Ya las personas huían hasta la Patagonia, tan al sur como se pudiera.
Se transformaron es monolitos los presidentes mientras daban un discurso consolador, el primero fue el presidente mexicano, después el norteamericano sufrió el mismo fin.
América estaba muriendo, Gorgona devoraba ahora a todo el mundo y no a una isla.
–¡Es un virus! –dijeron los científicos. –Es un Virus venido fuera del mundo, se cree que entró a la tierra en el trasbordador Génesis XI, que al entrar a la atmósfera de la tierra se desintegró en medio del aire. El mismo Ramiro Suárez Villa encontró un fragmento de metal caído del cielo, el incidente fue reportado, pero no fue tomado en cuenta, puesto que muchas personas del continente encontraron fragmentos del extinto Génesis XI.
–La vida extraterrestre existe en Marte –decían después los periódicos –A unos 70 cm, se encontró –se especula –el mortal virus que ha transfigurado a todos los Americanos en piedra.
–¡Se han encontrado nuevos casos en Nueva Zelanda, en Rusia y el China: Medusa vuelve al ataque!
Medusa era el fin del los seres pluricelulares del la tierra.
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