Todavía esa pregunta, no se si estupidamente o no, esporádicamente y mas en invierno, ataca mis pensamientos, ataca mi realidad, realidad ajena aun a la calma, a la paz, realidad esquiva e incrédula en una felicidad. La indeseada nostalgia hace de mi un ser gris, vivo entre mi pasado y mi futuro, añoro lo que fue y anhelo que regrese. Y el presente?, es esta realidad, es este momento en el que pienso que esto pasara, es este luto confusamente prolongado, es esto, por lo que me sentiré orgulloso en algún futuro, si llego a superarlo.
No he perdido la esperanza en la vida, si en muchos seres. Si he perdido la luz y el brillo que inspiraron a algunos, un afecto hacia mi.
La angularidad de la vida me deprime y me seduce, la capacidad de pasar de un estado casi idiotizado de “felicidad”, a un estado casi insoportablemente deprimente y triste para luego llegar a otro aun mas idiotizado que el primero, hace que la vida para mi, sea un juego peligroso e interesante, a veces lento, a veces vertiginoso.
En algún futuro, las sombras de tu recuerdo que opacan esta realidad se iluminaran, el ocaso de esa ilusión se dará en simultaneo con el amanecer de otra, el “ tu y yo” de aquellos increíbles días, se convertirán en el “alguien mas y yo” de algunos días, que espero sean en esta vida. Tu luz volverá a aparecer, aunque ya no sea mas tu luz.
Así pasara, y como la tierra en su rutinaria trayectoria, pasa por los mismos puntos de esa elipse que determina nuestra vida, yo volveré al mismo punto, volveré a esta realidad, a la lúgubre e insípida realidad en la que el desamor te acomoda, pero ya no serán tus sombras, serán otras, entonces volveré a añorar esos días en los que el amor nos idiotizo, y volveré a hacerme la pregunta; el porque la asesiné.
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