Tras un tiempo
de estar colgado como alambre oxidado
me decido a volver a los bosques
desnudo y descuidado
alejado de formalidades y actos conmemorativos
para caminar por calles llenas de niebla
en un pueblo de provincia
donde algún día dejé para siempre
la calma de palomas dormidas en mitad de la tarde
y en mitad del ir y venir de las gentes
que presurosas iban a la cárcel de sus trabajos.

Tras un tiempo de estar como clavo colgado
reintentaré vivir como aquél tiempo
donde lluvias y vientos me tomaban las manos
para ir como niños locos correteando perros y gatos.
Por algún tiempo olvidé que vivir era soñar
y me creció la barriga más allá de lo recomendado
llena hasta la hartura de todos mis esperanzas rotas.
Durante días y semanas mi alma estuvo colgada
como ropa vieja en negros conventillos
muda como la manilla de una casa abandonada.

Tras un tiempo de mirar las cosas con calma
decidí era tiempo de revolverlo todo
como una cazuela hervida a fogata desatada.
Me fui para irme
vuelvo para volver.