Puedo sentir tu cruel remordimiento, saltando hambriento, en la fatal distancia que te encierra. Pájaro desquiciado que en su jaula, se hamaca en la locura de su fatal condena. Puedo en las noches, siempre, recordar tu temblor, tu niño acurrucado, en la cárcel absurda de tu triste condena, y quisiera decirte que no hay rejas, que la libertad existe, solo tienes que verla. Es que los límites se chocan en la nada, y hay un fatal terror en la añoranza, que no deja mirar, nos empaña los ojos con su niebla.
Así, perdemos la bondad de algunas manos, que se cansan de ser, solo una consecuencia. La noche y su corriente desolada, dibuja en la pared tu boca quieta, ansiando dibujar en tus mañanas, la silueta de tu amor sobre la mesa.
Puedo sentir que cubres las migajas, con sonrisas gastadas, en una fiesta ajena.
Pobre tu corazón que late lento, desde que la pasión, se fue rompiendo en llanto sus cadenas..
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