tengo las manos llenas de tinta... han pasado los días y noche y aún no salgo a la calle... quiero terminar algo, algo, aunque sea lo único que acabe en la vida... tengo cerca de veinte años, pero ya me siento viejo y acabado. desde que empecé a leer, algo sucedió en mi vida. todo cuanto veía era como las imágenes de los libros que leía. una tarde entré dentro de libro. allí estaba yo, sentado en una sala de teatro, frente a personas pintadas de colores, desnudos y en cada una de sus manos, sangre, viva sangre... iba a decir algo pero ya todos ellos escuchaban mis pensamientos. una de las puertas del teatro se abrió, y desde todos los rincones de la sala entraron perros, muchos perros, de todos los tamaños... ladraban y ladraban, mientras que los actores desnudos, reían y hablaban y hablaban... todo era una locura. cuando los perros empezaron a morder a los actores; estos corrieron, buscando refugio en un lado de la sala, pero no lo encontraban, hasta que uno de ellos me miró a los ojos y corriendo hacia mí, gritó: ¡despierta!... ya, le respondí. cerré los ojos y cuando los abrí, allí estaba, sentado en una silla, leyendo un cuento sobre un perro con su dueño, y no sabía para quién leía dicho libro... seguramente para los perros o cualquier loco que pasara por la puerta de mi casa... sí, seguro que era para uno de ellos dos... dejé lo que tenía en las manos y con mis manos llenas de tinta me puse a escribir sobre todas las paredes de la casa, pero, no eran letras las que salían de mis manos, no, nada de eso… salían extraños dibujos sobre perros y hombres desnudos, dentro de una sala de teatro… seguramente era una especie de terapia que usaba para olvidar aquella escena que hubiera vivido en un instante de sueño o de extraña alucinación…