Tu boca juega
a encontrarme en silencio
y mi carne delata su demencia,
clausurando la sombra de tu pelo
y es que ya los enigmas me dejaron,
hoy camino desnuda
en medio de un desierto,
ya no busco cuchillos salvadores,
ni miradas fatales y sin precios.
El vértigo en tus manos,
es tormenta siniestra
que se esconde en el tiempo,
yo soplo a la tibieza que traiciona
y corto el hilo sucio
que apoyó mi cabeza en tu recuerdo…
Texto agregado el 08-07-2010, y leído por 146
visitantes. (4 votos)