¡JA, JA, JA, JA QUÉ DETALLE! Tu frase célebre, padrinito, con la que festejabas cualquier comentario, cualquier anécdota, cualquier historia que yo te contaba.

Me acuerdo con mucho amor lo contento que te pusiste cuando supiste que usaría tu apellido para mi seudónimo más importante, que es el nombre de mi abuela materna, el de mi bisabuela paterna y tu apellido, que tiene tanto significado para mí.

Tu tamaño físico, tus casi dos metros, es algo que siempre me impresionó, así como tu inconfundible acento argentino, que nunca perdiste ni tantito, a pesar de tantos años en mi país.

Un día de mi cumple te apareciste y le dijiste a tu asistente que comprara "una torta", jajajaja, todos bilingües en casa sabíamos a lo que te referías, pero él no, ¡así que trajo bolillos y jamón! Y nos reímos mucho.

También estuviste conmigo en ese terrible accidente de moto, mediando para que mi mamá no se enojara tanto conmigo. Y muchas veces nos fuimos a comer juntos, a lugares insospechados, ¿te acuerdas? Desde restaurantes argentinos, hindús, alemanes, comida rápida… ¡hasta un puesto de mariscos en la calle donde comimos ostras y cayo de hacha!

Me pagaste alguna vez mis cursos y me compraste útiles, porque sabías que me gustaban, me ayudabas con mis tareas sobre arte y me apoyaste siempre. ¡La primera sesión de fotos de Paulo la organizaste tú! Y ahora en la era digital, te mandé miles de fotos… y no hubo respuesta por mail. Cuando quise saber si las habías recibido, me anunciaste muy contento que habías impreso cada una de las fotos, ¡pero eran un montón! de papá y mamá, de Sami, Samira, Martín, Teo, Liliana, Paulo, Diego y yo, ¡hasta el Alejandro se coló en tu álbum!

Tu forma de expresarte sobre la amistad con mis papás y lo mucho que los apreciabas me conmovió. Así también cuando me hablaste sobre Diego, mi maravilloso sobrino, y lo lejos que sabes que va a llegar por ser alguien tan especial es algo que nunca voy a olvidar y siempre te voy a agradecer.

Padrino, ¡PADRINO! En toda la extensión de la palabra. Gracias por darme el privilegio de ser tu consentida. Gracias por ser un apoyo y por quererme, con hechos y palabras.

Yo tuve la suerte de decirte cuánto te quiero cada vez que hablamos, ¡que afortunadamente fueron muchas!. No nos veíamos, pero siempre estuvimos en contacto y sabíamos del mutuo cariño que sentimos desde que nos conocimos.

Padrinito, allá, donde estés, te llegue mi amor y mi agradecimiento.

Padrino querido, Pedro Obiols, descansa en paz…